Dos décadas de Putin al mando de Rusia: De ser un don nadie a conquistar el mundo

El 9 de agosto de 1999 asumió como Primer Ministro

Dos décadas de Putin al mando de Rusia: De ser un don nadie a conquistar el mundo

Autor: Alexis Rodriguez

Un personaje objeto de culto. Hay camisetas, tazas, cuchillos, relojes, calendarios y bragas, todos grabados con su imagen. Además, es visto como “el hombre capaz de arreglar todo”, “el héroe de acción”, “el defensor de la nación”


Vladimir Putin es un nombre conocido en el mundo entero. Es una figura imponente respetada por muchos, odiada por otros y temida por unos cuantos. Lidera desde hace dos décadas una potencia mundial como la Federación Rusa y su “reinado”, por llamarlo así, pareciera apuntar a que seguirá por muchos años más.

Este 9 de agosto se cumplieron 20 años del ascenso de Putin al poder, pues fue justo ese día en 1999 que Borís Yeltsin anunció su nombramiento como Primer Ministro de Rusia, la cabeza de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Hasta entonces, era el director del Servicio Federal de Seguridad de la nación.

«Ahora he decidido nombrar a la persona que, en mi opinión, es capaz de consolidar nuestra sociedad, garantizar la continuación de las reformas en Rusia con el apoyo de las más amplias fuerzas políticas. Él será capaz de ponerse al frente de los que en el nuevo siglo XXI tendrán que renovar nuestra gran Rusia«, declaró en ese entonces Yeltsin.

En vista de la fecha, el rotativo británico The Intercept, en un reportaje firmado por Oliver Carroll, se dispuso a analizar las dos décadas que han desafiado y definido el Gobierno de Putin, y a su amada Rusia, en el contexto de un mundo cada vez menos unipolar.

Vladimir Putin es posiblemente el líder mundial más importante desde Winston Churchill”, comienza diciendo Carrol, comparándolo así con una de las figuras más destacadas en la II Guerra Mundial, el expremier británico.

Vladimir Putin asumió como Primer Ministro de Rusia en 1999, cuando tenía 46 años de edad. Foto: Web

Cuando Putin se convirtió en Primer Ministro era nadie en la política, con una calificación electoral del 1 %. La mayoría asumió que tomaría rápidamente el mismo camino de Boris Yeltsin (el tibio presidente ruso en los primeros años de la era postsoviética), simplemente reemplazándodo en medio de la crisis” que generó la disolución de la URSS, con el país en guerra civil y varias regiones amenazando con separarse.

Sin embargo, 20 años después, Putin sigue en el poder y ha dejado su huella en casi todos los ámbitos de la vida rusa.

El ‘fenotipo’ de su gestión

“Putin pasó gran parte de sus primeros años reconstruyendo un «poder vertical», subordinando los poderes ejecutivos y las regiones a un sistema de mando y control. Esto sucedió simultáneamente con una revancha institucional soviética, duplicando el control estatal sobre la economía y devolviendo los servicios secretos al centro de la vida rusa”, reseña Carrol.

Incluso, menciona dos fases ideológicas en su gestión. La primera fue una especia de fase prooccidental, agnóstico a la OTAN, favorable a Estados Unidos y reformista de libre mercado; hasta alrededor de 2006-2007.

La segunda es una etapa para autónoma, defendiendo el concepto de «democracia soberana», en la que comenzó a alejarse de Occidente. Esta fase tomó un rumbo más radical a partir de 2014, tras la anexión de Crimea y el conflicto en Ucrania, con el que consolido su aislamiento de EE. UU. y ratificó su idea de una “economía soberana”.

Cuatro presidentes estadounidenses han tenido que verse las caras con Putin en 20 años. Foto. Web

Gleb Pavlovsky, consultor político que trabajó en el Kremlin durante los primeros 12 años del gobierno de Putin, declaró a The Intercept que “en 20 años, Estados Unidos vio a Clinton, Bush, Obama y Trump, cada vez con una perspectiva política diferente».

Mientras tanto, en Rusia siempre ha estado Putin. “La gente piensa que si tienes un presidente, solo tienes una política. No es así en lo absoluto. El Putin de sus primeros años no tiene nada en común con el actual«.

Putin transformó a Rusia y Rusia transformó a Putin

Hoy, Putin es objeto de culto. Hay camisetas, tazas, cuchillos, relojes, calendarios y bragas, todos grabados con su imagen. Además, es visto como “el hombre capaz de arreglar todo”, “el héroe de acción”, “eldefensor de la nación”.

“La imagen del hombre fuerte de Putin se ha mantenido sólida, incluso cuando la popularidad de casi todos los que están bajo su mando se ha derrumbado”, apunta Carrol.

El reportaje recuerda solo tres escollos en la gestión de Putin. En 2005, por una reforma mal recibida de beneficios sociales. En 2011, por las denuncias de unas supuestas elecciones parlamentarias manipuladas. Y en 20178, tras resultado de una reforma de pensiones rechazada por 9 de cada 10.

“A pesar de todo ello, Putin sigue siendo, abrumadoramente, el político más popular en Rusia. Solo el 20 % del país tiene una opinión muy negativa sobre su Gobierno”.

Mano fuerte y estabilidad

Cuando Vladimir Putin llegó al poder, ya había un potencial limitado para la democracia liberal. La primera década de la vida postsoviética había sido para la gran mayoría una lucha desagradable por la supervivencia.

A mediados de los 2000, Putin modificó los derechos automáticos de reunión pública, y las manifestaciones ahora requieren permiso previo de las autoridades.

Pero resulta que “después de la turbulenta década de 1990, los rusos estaban pidiendo orden, una mano fuerte y estabilidad. La mayoría estaba lista para mantener su nariz (en casa) a cambio de neveras más llenas”.

Además, “animado por el aumento de los precios del petróleo, Putin pudo cumplir su parte del trato. Terminó su segundo mandato con reclamos razonables pero ingresó al panteón de los líderes más exitosos de Rusia”.

En 2008, Putin pasó a ser Primer Ministro nuevamente y resultó electo presidente Dmitry Medvedev. Foto: Agencias

El periodo de reposo

Tno obstante, ras dos mandatos y sin posibilidad de reelección, si hubiera querido cambiar la Constitución y permanecer como presidente habría tenido poca oposición. Pero, Putin apostó por elegir a un sucesor como experimento, así en 2008 pasó a ser Primer Ministro nuevamente y resultó electo presidente Dmitry Medvedev.

Pero, la era de Medvedev resultó ser un fracaso. Casi tan pronto como fue elegido presidente, la crisis golpeó. La inestabilidad económica condujo rápidamente a la inestabilidad política y a las protestas masivas.

Ya en 2010, estaba claro que Putin buscaría retornar al poder. Así, su regreso a la presidencia en 2012 “se convirtió en una victoria muy personal”, aprendió la lección y decidió pasar los años siguientes “revirtiendo casi todo lo que Medvedev había implementado”.

«Putin vio la necesidad de consolidar las masas a su alrededor», dice Tatyana Stanovaya a The Intercept, una becaria no residente en el Carnegie Moscow Center.

“Entonces buscó un nuevo compromiso con la que considero ‘la mayoría democrática’. Fue la primera vez que comenzamos a escuchar discusiones sobre los fundamentos espirituales de la nación, los valores familiares y una ola patriótica que condujo a Crimea”.

Reseña el medio británico que, desde finales de 2011, Putin cooptó el ala moralista de Rusia, hubo un nuevo culto a la vida saludable y una represión de la pornografía en línea.

“En 2013, introdujo la ‘Sección 28’ de Rusia, una nueva y controvertida legislación contra la llamada ‘propaganda de las relaciones no tradicionales’ entre menores. Los resultados no fueron sorprendentes: los delitos de odio aumentaron. En Chechenia, cientos de hombres homosexuales fueron torturados, y al menos tres asesinados”.

Por su parte, agrega el diario que en marzo de 2012 “un grupo de cuatro feministas acudió a la Catedral de Cristo Salvador en Moscú para realizar una ‘oración punk’ en protesta. El Kremlin respondió enviándolos a una colonia penal”.

El presidente ruso ha forjado una gran amistad con su homólogo chino, Xi Jinping. Foto: Agencias

Lealtad sobre todas las cosas

En el sistema de Putin, la lealtad a menudo se valora más. Aquellos que disfrutan de su confianza han tendido a elevarse con más poder. En 20 años, nombró a cuatro exguardaespaldas como gobernadores regionales. Le dio al bloque de seguridad un papel privilegiado sobre la política interna.

Los antiguos colegas de Putin en los servicios de seguridad pronto se convirtieron en hombres de política. El autor y experto en seguridad Andrei Soldatov sostiene que, más tarde, en su liderazgo, fue el ejército y el ala de inteligencia militar también aumento su poder.

«La principal agencia de seguridad de Rusia está cumpliendo el papel de la KGB soviética, controlando a la sociedad (…) Pero es el Ejército el que está comenzando a desempeñar un papel más independiente, y diría ominoso», relata Soldatov, y agrega: «Los que rompieron los códigos de fidelización no escritos lo descubrieron rápidamente».

En febrero de 2003, el magnate Mikhail Khodorkovsky, entonces el hombre más rico de Rusia, se atrevió a criticar la política del Kremlin sobre la corrupción, durante una reunión televisada con el Presidente. A finales de año, Khodorkovsky fue arrestado. Un año después, fue despojado de sus principales activos productores de petróleo.

Añade The Intercept que «uno de los logros innegables del Gobierno de Putin fue una reducción masiva de la pobreza absoluta, gracias a los precios históricamente altos del petróleo, una agenda reformista temprana y varios años de alto crecimiento. En los 10 años transcurridos entre 1999 y 2008, el PIB ruso aumentó en 94 %.

Desde entonces, el desempeño económico ha sido mixto, con un crecimiento promedio del 1 % y una perspectiva mucho más modesta. En 2018, el nivel de pobreza aumentó del 13,9 por ciento al 14,3 %.

A pesar de todas las palabras sobre la lucha contra la corrupción, sigue siendo el talón de Aquiles de su Gobierno. Las reformas de transparencia llevadas a cabo bajo el gobierno de Medvedev han brindado a periodistas e investigadores las herramientas para exponer el alcance total de esa corrupción.

«Tan pronto como las personas se dieron cuenta de que estaban en el círculo de Putin, se corrompieron«, dice el consultor político Gleb Pavlovsky a The Intercept. “Si Putin mismo es corrupto no es importante. La mayoría de las decisiones las toma su corte, y su corte es corrupta de pies a cabeza ”.

El papel de los medios

El desempeño de los medios de comunicación rusos entre 1999 y 2019 ha sido de tragedia y triunfo intermitente. En Putin, los medios de comunicación se enfrentan a un enemigo implacable.

Primero, el choque se produjo después de que los medios de comunicación de masas se hicieran cargo de ORT y NTV, dos canales influyentes que tenían en diversos grados periodismo crítico. Luego, llegó a la imprenta: primero los tabloides del mercado de masas, más tarde los folletos de élite.

A partir de 2011-2012, el público ruso se topó con un nuevo nivel de falsedad y desinformación. El periodista de investigación Aleksey Kovalev llama a ese momento un punto de «no retorno», y uno que lo preocupaba tanto que decidió fundar su propio sitio de verificación de hechos, The Noodle Remover.

En ese sitio se encargaba de desmentir historias falsas, a menudo irracionales, pero camufladas junto con noticias auténticas. «Muchos distorsionaron las narrativas existentes, por ejemplo al afirmar que las patrullas de la Sharia estaban activas en las calles de Londres», recuerda el medio británico.

Aun así, las islas del periodismo independiente lograron sobrevivir, especialmente en línea. Cuando llegó Putin, solo 2 % de la población eran usuarios activos de Internet. Esa cifra ahora supera el 80 %. Alentadoramente, el Kremlin todavía no parece tener una estrategia coherente sobre cómo enfrentar el desafío digital.

Si bien la propaganda sobre el éxito interno de Putin parece estar generando menos dividendos que nunca, los rusos siguen siendo receptivos a las narrativas sobre el restablecimiento de la nación como una gran potencia.

Putin ha jugado un papel fundamental en el conflicto sirio, en respeto a su homólogo Bashar Al-Assad. Foto: Agencias

El medio recuerda también que la Rusia de Putin será recordada por ser una época de conflictos bélicos esn lso que ha tenido un papel relavante (Chechenia, Georgia, Ucrania y Siria). Asimismo, será recordado por los aumentos en el gasto militar, que se elevaron entre 4.9 % y 16 % cada año entre 2010 y 2016, antes de disminuir un poco.

¿Rusia sin Putin?

Para el rotativo, las protestas de este verano por elecciones libres, y la política contundente que las provocó, sugieren un cierto nivel de crisis para el sistema de gobierno.

«Queda por ver cuán grave es la situación para Putin. Solo una parte del aparato represivo del Kremlin ha sido encendido, y pocos dudan de la voluntad de su Gobierno de subir el dial. El movimiento de protesta también se limita en gran medida a la capital, con inquietud en las regiones fácilmente localizadas», sostiene The Intercept.

Ahora bien, el segundo mandato sucesivo de Putin termina en 2024 y, a menos que cambie la Constitución, no podrá continuar como Presidente. Entonces, su experiencia al margen en el periodo 2008-2011 no fue exitosa. A ello se suma -dice The Intercept– que «si quisiera irse probablemente enfrentaría la oposición de su círculo íntimo».

«Se han discutido varias posibilidades: un cambio constitucional que vería el poder real transferido al Parlamento y Putin instalado como un primer ministro envalentonado; un modelo elegido por el ‘padre de la nación’ kazajo Nursultan Nazarbayev, con Putin como jefe del consejo de seguridad del país; y, lo más arriesgado, Putin se instala como jefe de un nuevo superestado unificado con Bielorrusia, un desafío que quizás no sea bienvenido en Minsk».

Al respecto, Konstantin Gaaze sostiene que «estamos acostumbrados a creer que los regímenes cambian fundamentalmente al principio (…) Pero con la Rusia de Putin las cosas están sucediendo al revés. Los últimos cinco años han visto los cambios más fundamentales que ha visto el sistema».

«El mayor cambio está a punto de desarrollarse frente a nuestros propios ojos», culmina. Agregamos nosotros: ¿habrá realmente un cambio de Gobierno?.


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