Denis Rogatyuk
Luisa González, candidata de la Revolución Ciudadana, busca derrotar al presidente Daniel Noboa y revertir ocho años de gobiernos neoliberales. Noboa enfrenta ahora una avalancha de problemas generados durante su mandato, mientras las organizaciones de izquierda más poderosas se han unido en su contra. Con pocas excepciones, las encuestas más recientes muestran que González mantiene entre un 3 % y un 8 % de ventaja, una diferencia que se amplió tras su sólida participación en los debates presidenciales. ¿Podrá González superar el cerco mediático y los años de persecución contra la Revolución Ciudadana para lograr la tan ansiada victoria?
El Ecuador moderno
Lo que alguna vez fue el país más seguro de Sudamérica bajo la presidencia de Rafael Correa, hoy parece un escenario de película de terror. Con 39 asesinatos por cada 100.000 habitantes registrados en 2024, Ecuador se ha convertido oficialmente en el país más violento de Sudamérica. El incremento masivo del narcotráfico en los últimos cinco años, sumado a las medidas de austeridad y reformas neoliberales aplicadas por Lenín Moreno y Guillermo Lasso, han sido señalados como las principales causas. Paralelamente, las fuerzas de seguridad del Estado son vistas cada vez más como parte del problema, en lugar de la solución.
El caso más estremecedor fue el secuestro, tortura y asesinato de cuatro jóvenes en Guayaquil, perpetrado por el Ejército y la Policía en diciembre de 2024. El escándalo expuso la brutalidad de las fuerzas de seguridad bajo el mando de Noboa y su incapacidad para enfrentar las raíces del crimen.
La seguridad ha sido el tema dominante en los debates y propuestas de los principales candidatos: Daniel Noboa y Luisa González. Mientras González promete retornar a las políticas sociales de la era Correa, enfocadas en la lucha contra la pobreza y la reestructuración de la Policía, Noboa ha optado por una estrategia heterodoxa. Al igual que sus predecesores, ha depositado su confianza en el Ejército estadounidense como solución al problema de seguridad.
En diciembre de 2024, se convirtió en el primer presidente ecuatoriano en más de dos décadas en permitir el establecimiento de una base militar a gran escala en las islas Galápagos, otorgando acceso completo al Ejército estadounidense en todo el territorio nacional. También ha buscado el apoyo de Erik Prince, fundador de la empresa militar privada BlackWater.
Esta estrategia ha sido duramente criticada desde diversos sectores del espectro político. Muchos señalan que la presencia militar estadounidense frecuentemente incrementa el narcotráfico y la violencia, como se evidenció en Colombia y Afganistán. Otros ven estas decisiones como una muestra clara de que la presidencia de Noboa ha socavado la integridad y operatividad de las fuerzas de seguridad ecuatorianas, y ha empobrecido aún más al país.
El acuerdo con Erik Prince ha sido la más polémica de todas sus decisiones. Prince y su empresa BlackWater son conocidos por su participación en masacres de civiles en Irak y Afganistán, así como por un esquema fraudulento para financiar a la oposición venezolana a través del programa «Ya Casi Venezuela». Como advirtió Nicolás Maquiavelo: «Los mercenarios y auxiliares son inútiles y peligrosos…».
Impacto de Noboa en los sectores más vulnerables
La brutalidad, la falta de rumbo y la ineficacia del gobierno de Noboa han afectado gravemente a la población, especialmente a los sectores más desfavorecidos. Las comunidades indígenas, históricamente marginadas y frecuentemente reprimidas por las fuerzas del orden, han sido críticas constantes del régimen. Medidas como el aumento del IVA al 15 %, los cortes eléctricos frecuentes y el alza en el precio de los combustibles y productos básicos han deteriorado la calidad de vida de millones de ecuatorianos.
Otros escándalos de Daniel Noboa
Diversos informes vinculan a la familia Noboa con el narcotráfico desde hace años. Entre 2020 y 2022, unidades de inteligencia de la Policía Portuaria y Aeroportuaria decomisaron más de 700 toneladas de cocaína en contenedores de banano pertenecientes a Noboa Trading. Daniel Noboa figura como copropietario de esta empresa a través de Lanfranco Holdings, una compañía panameña que posee el 51 % de las acciones.
Además, la familia ha evadido impuestos de forma sistemática. Tan solo la Exportadora Bananera Noboa adeuda al menos 88 millones de dólares al Estado, mientras que Álvaro Noboa, padre del presidente, ha eludido cientos de millones en impuestos durante décadas.
Desde el CNE, sus aliados han impulsado leyes que amenazan la transparencia electoral, como la prohibición de tomar fotografías de las papeletas y la restricción de la visibilidad del proceso de recuento de votos en los centros electorales.
Daniel Noboa también ha sido acusado de violencia de género. Su exesposa lo ha denunciado públicamente por maltrato físico y psicológico hacia ella y su hija. Verónica Abad, exvicepresidenta, también ha señalado reiteradamente que ha sido objeto de persecución política por parte de Noboa.
Uno de los actos más condenados de su gobierno fue la invasión de la embajada de México para secuestrar al exvicepresidente Jorge Glas, provocando una ruptura diplomática inmediata con México y el rechazo unánime de países del continente, incluidos Estados Unidos y Argentina.
El tiempo de las mujeres en Ecuador
Luisa González podría convertirse en la primera mujer presidenta del país. Aunque no fue una figura destacada en el gobierno de Rafael Correa, su lealtad, su historia de vida y su trayectoria la han convertido en la principal figura de la izquierda ecuatoriana. Madre soltera desde los 15 años, González logró superar múltiples obstáculos, convertirse en abogada y ejercer altos cargos durante el gobierno correísta, incluyendo ministra de Trabajo y diputada entre 2021 y 2023, año en que fue designada candidata presidencial.
Su ideología combina los principios de la Revolución Ciudadana con posturas conservadoras derivadas de su fe evangélica, como su oposición al aborto. Esta combinación, aparentemente contradictoria, podría conectar con el electorado de un país mayoritariamente conservador como Ecuador.
Frente a ella, Noboa representa el privilegio de la élite: criado en Estados Unidos, sin haber enfrentado las dificultades de la vida cotidiana en Ecuador. González, en cambio, ha vivido y superado cada obstáculo en carne propia.
La unidad de la izquierda
Luisa González no está sola en esta contienda. Leónidas Isa, líder de la CONAIE y del partido Pachakutik, ha sido una figura clave en la resistencia a los gobiernos neoliberales. Desde las masivas protestas contra Lenín Moreno hasta las huelgas durante los mandatos de Lasso y Noboa, Isa ha representado la lucha de los pueblos indígenas y de los sectores populares.
El 30 de marzo, la CONAIE, Pachakutik y la Revolución Ciudadana firmaron un documento político conjunto en apoyo a Luisa González, comprometiéndose a implementar políticas que enfrenten la crisis económica y social. Esta alianza recuerda al espíritu de unidad popular alcanzado en 2008, durante la elaboración de la Constitución de Montecristi. Hoy, por primera vez en más de 15 años, la izquierda ecuatoriana se muestra unida, con liderazgo claro y un horizonte compartido.
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Luisa González mantiene una ventaja de entre el 4 % y el 8 % en las encuestas. Noboa, por su parte, apuesta por el apoyo de Donald Trump, una fuerte inyección de recursos en campaña y acuerdos internacionales polémicos. ¿Qué visión prevalecerá? El 13 de abril lo sabremos.
Fotografía: Redes
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