Financiando el cambio del régimen en Ucrania y apoyando militarmente al Gobierno actual, EE.UU. de nuevo ha vuelto a crear un monstruo, opina Justin Raimondo, editor del portal Antiwar. Al no lograr someter a los autodefensas en el sureste del país, los radicales buscan a otros enemigos, dirigiéndose contra las autoridades.
«Una vez más en nuestra búsqueda de monstruos extranjeros que destruir, estamos creando nuevos monstruos que servirán de excusa para futuras cruzadas», escribe el periodista Justin Raimondo para el portal Antiwar, en referencia al apoyo prestado por EE.UU. a los radicales en Ucrania a través de su Gobierno. Según él, este apoyo desembocará en armamento, entrenamiento y financiación de los «neonazis» ucranianos, algo a lo que EE.UU. se comprometió al «lanzar una operación del cambio de régimen» durante la anterior presidencia de Víktor Yanukovich.
Sobre el telón de fondo del abismo económico al que se precipita el país, sale a la luz «la fea cara» de la «revolución» ucraniana, continúa el autor, refiriéndose a los grupos de radicales que Kiev, al parecer, ya no puede controlar. Pese al bloqueo económico y físico, y pese a la operación de castigo emprendida por Kiev en contra de las Repúblicas Populares de Donetsk y de Lugansk, en más de un año el Ejército ucraniano y los batallones de voluntarios no han podido someter a las autodefensas.
Al no lograr éxito en el sureste del país, los radicales de ultraderecha que antes lucharon juntos, primero en contra del Gobierno de Yanukovich y luego en contra de las autodefensas, ahora se dirigen unos contra otros, explica el autor. Y eso es algo que causa temor en el presidente Piotr Poroshenko, que se ha visto obligado a intentar disolver a los voluntarios, que empezaron a resistirse y a hacerle frente, sigue.
Esto quedó claro tras el reciente tiroteo que estalló entre el grupo radical más conocido, el Sector Derecho, y policías en la ciudad de Mukáchevo a principios de julio. El enfrentamiento, que dejó varios muertos y heridos, no se registró en el este de país, que en más de un año y medio se ha acostumbrado a las acciones bélicas, ni siquiera en la capital, que fue escenario de los violentos enfrentamientos entre radicales y policía durante el Maidán, sino en la frontera occidental del país.
El autor recuerda que los radicales vencieron en este combate, por lo que se han sentido libres para declarar un «referéndum nacional«, «exigiendo que todo su programa para la nación sea adoptado«. Este programa incluye «declaración de guerra en contra de Rusia, el bloqueo completo de las regiones orientales, la ley marcial, legalización de milicias», así como la destitución («impeachment») del Gobierno actual «incluyendo a Poroshenko«, escribe.
Cabe mencionar que otros batallones de radicales acusados de cometer atrocidades en Donbass, bien sea Aidar, Tornado o Azov, tampoco se mostraron dispuestos a someterse ciegamente al dictado de Poroshenko y a entregar las armas. Dmitri Korchinski, que lidera el batallón Sviataya María (Santa María) incluso reveló a Reuters que quiere formar un movimiento «talibán«, y -recuerda Justin Raimondo- ya se sabe lo que pasó con los talibanes en Afganistán, también apoyados en un principio por EE.UU.