El vicepresidente electo de EEUU, Mike Pence, ha iniciado una verdadera purga de los lobistas que fueron colocados en puestos estratégicos de la administración venidera por el ex jefe de transición de Donald Trump, Chris Christie.
El martes, Pence firmó un acuerdo de entendimiento que formalmente lo puso a cargo del grupo que antes lideró el gobernador de New Jersey, quien fue removido por Trump la semana pasada.
En su tiempo como jefe de transición, Christie metió en el equipo a numerosos lobistas, ex burócratas, académicos y abogados vinculados a corporaciones, apartando a muchos aliados de Trump que interpretaron la medida como «conflictiva» con el discurso que el magnate desplegó en campaña, donde afirmó que sacaría a los gestores de intereses particulares de Washington.
Inmediatamente, Pence ordenó la remoción de los lobistas designados por Christie, indica el articulista Clifford Cunningham.
Mike Rogers, un ex parlamentario de Michigan y otrora presidente del Comité Selecto Permanente de la Cámara de Representantes sobre Inteligencia, reclutado por Christie, abandonó la posición que asumiría como asesor en temas de seguridad nacional. También se fue Matthew Freedman, conocido lobista de intereses empresariales y gobiernos extranjeros.
Frank Gaffney, un ex funcionario de la defensa de la administración de Reagan, tomó el puesto de Rogers. Entraron además Devin Nunes, representante de California, y Pete Hoekstra, ex representante de Michigan.
Otras figuras que pusieron a disposición sus cargos fueron Richard Bagger, ex jefe de gabinete de Christie, y el republicano de New Jersey William Palatuci.
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