El presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, nombró como embajador en Israel a David Friedman, un abogado cercano al ala más derechista de la política israelí.
Entre sus postulados referidos al conflicto entre Israel y Palestina, hay el cuestionamiento de la solución de dos estados, la defensa de la legalidad de los asentamientos israelíes en Cisjordania -que cada Gobierno estadounidense desde 1967 ha considerado ilegítimos-, y la defensa del traslado de la Embajada norteamericana de Tel Aviv a Jerusalén.
Así, Friedman, de 57 años y sin experiencia diplomática, supone un cambio para endurecer la estrategia estadounidense respecto a Israel de las últimas décadas.
Friedman quiere llevar a cabo su misión en «la capital eterna de Israel, Jerusalén». «Pretendo trabajar sin descanso para reforzar los vínculos inmutables que unen a nuestros dos países y hacer que la paz avance en la región, y estoy impaciente por hacerlo desde le embajada estadounidense en la capital eterna de Israel, Jerusalén», escribió David Friedman, cuyo nombramiento tendrá que ser confirmado por el Senado.
«Como embajador de los Estados Unidos en Israel, David Friedman mantendrá la relación especial que une a nuestros dos países«, escribió Donald Trump en el comunicado, sin hacer mención al emplazamiento de la embajada.
El equipo de Donald Trump había anunciado en septiembre, tras un encuentro del entonces candidato republicano y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que los Estados Unidos reconocería a Jerusalén como «la capital indivisible del Estado de Israel», si el magnate era elegido presidente.
Israel ocupa Jerusalén Este desde 1967, y proclamó todo Jerusalén como su capital indivisible en 1980. Los palestinos quieren que Jerusalén Este sea la capital del Estado al que aspiran.
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