Este jueves, las autoridades de Japón ejecutaron a los últimos siete miembros de la secta Verdad Suprema, que perpetró en 1995 varios ataques con gas sarín en el metro de Tokio, capital.
Todos los ahorcados –Satoru Hashimoto, Toru Toyoda, Kenichi Hirose, Yasuo Hayashi, Masato Yokoyama y Kazuaki Okazaki– fueron condenados a pena de muerte por participar en uno o más crímenes, informa Sputnik.
Ya el pasado 6 de julio, la justicia de este país ejecutó a otros seis líderes del culto, entre ellos a Chizuo Matsumoto, mejor conocido como Shoko Asahara, autor intelectual de los ataques al sistema subterráneo de transporte que dejó a 6.300 personas afectadas y a 13 fallecidos.
Asahara –culpable también de otros asesinatos- fue condenado a muerte en 2004 pero fue 14 años después que se ejecutó la pena, ya que en esta nación los procesos judiciales agotan todos los mecanismos, señala el medio ruso.
El sujeto -que al momento de su ejecución tenía 63 años- se presentaba como un salvador, y aseguraba que había encontrado la iluminación gracias a una experiencia ascética en el Himalaya, según reseña RT Actualidad.
El gurú afirmaba que el mundo acabaría en un Armagedón y prometía liderar a sus seguidores hacia la salvación. De esta manera, justificaba los asesinatos de ciertas personas diciendo que sus almas irían «al paraíso».
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