Richard Drew, fotógrafo de la agencia Associated Press es el autor de la imagen bautizada como The Falling Man, tomada durante los atentados del 11 de septiembre de 1991 contra las torres gemelas de Nueva York, ocurrido a las 9:41 am., reseñó el diario La República.
El nombre de la fotografía, traducido al español, significa ‘el hombre que cae’. Fue Tom Junod de la revista Esquire, quien por primera vez en un artículo publicado en septiembre de 2003, llamó a la foto The Falling Man.
Drew fue testigo de la angustia que incitó a varias personas a lanzarse al vacío, pues se hallaban en medio de una situación que solo tendría un trágico final para quienes habían quedado atrapados en los edificios.
En ella, se puede ver a un hombre con sus brazos pegados al cuerpo y su cabeza apuntando al suelo, segundos después de haberse arrojado desde la Torre Norte del World Trade Center.
Muchas personas en Estados Unidos quieren olvidar aquella imagen que muestra a un hombre cayendo al querer huir de las llamas de las torres, así lo escribió Junod.
Al principio la gente se mostró reacia a creer que fuera una persona la que caía. “Seguramente son pájaros, mi amor“, le dijo una mujer a su hija, que preguntaba qué era lo que estaba viendo. “Baje esa cámara, ¿usted no tiene decencia?”, le gritó un policía a un transeúnte que tomaba fotos, escribe Junod en su artículo.
Hubo miles de imágenes que impactaron al mundo entero ese día. Sin embargo, esta fotografía resume perfectamente el drama que se vivió. La foto recibió decenas de premios y se transformó en un ícono de catástrofe.
En un documental para la revista Time, el fotógrafo de AP contó cómo capturó la imagen. Drew narra que aquel día tomó el metro desde Times Square a la calle Chambers, la parada anterior al World Trade Center.
Según cuenta, lo primero que vio al salir de la estación fueron las columnas de humo en las dos torres. Cuando se dio cuenta de que había personas que salían por las ventanas en los pisos incendiados, sacó la cámara instintivamente y empezó a tomar fotos. Al revisarlas, notó que había una diferente entre ellas.
“Es una fotografía muy tranquila, no es como otras tomas violentas de otros desastres. No hay sangre, no hay agallas, no hay nadie que reciba un disparo. Pero la gente reacciona a ella, de una forma en la que sienten que pueden relacionarse con ella. Porque ellos podrían haber estado en la misma situación y podrían haber tomado la decisión del hombre que se ve en la fotografía”, relató Drew.
A pesar de las conjeturas que circulan en las redes e internet, nunca se difundió oficialmente el nombre de la víctima, solo existen algunas teorías. Hasta el día de hoy se lo conoce como The Falling Man. Ya que, no fue posible recuperar ni identificar los cadáveres de las decenas de personas que murieron al verse forzadas a lanzarse al vacío.
Algunas personas han declarado que The Falling Man era Norberto Hernández, chef de la dulcería del restaurante Windows of the World (Ventanas al mundo) que trabajaba en el piso 106 de la Torre Norte.
Sin embargo, los miembros de su familia que estuvieron de acuerdo inicialmente, al examinar la ropa con más detenimiento no se mostraron del todo convencidos.
En su artículo de la revista Esquire, Junod dijo que se trataba de Jonathan Briley (43 años), quien es un técnico de audio del mismo restaurante y residente de Mount Vernon, en Nueva York.
Briley trabajaba en el restaurante Ventanas al Mundo. Algunos de sus compañeros de trabajo, al ver las fotografías de Drew, pensaron que podría ser El hombre que cae. Era de piel ligeramente oscura. Medía más de seis pies y medio y tenía 43 años. Poseía un bigote y pelo corto.
Junod cuenta que el padre de Briley reunió a toda su familia y pidió a Dios que le dijera dónde está su hijo. “Señor, demando saber dónde está mi hijo”, decía durante tres horas.
Agregó que el FBI se contactó con el padre porque habían encontrado el cuerpo de su hijo. Su primogénito más joven del pastor, Timothy, fue a identificar a su hermano. Lo reconoció por los zapatos, pues llevaba botas negras altas. Sin embargo, el hombre tenía el cuerpo intacto, razón por la cual se desestimó que fuera “el hombre que cae”.
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