El derecho legítimo de los trabajadores a entrar en huelga tiene igual valor para todos los que disfrutan de él, pero su poder y alcance depende -y mucho- de los servicios prestados. Un supermercado puede cerrar durante varios días que nadie va a morir de hambre; los trabajadores públicos pueden estar en paro indefinido como en Aysén sin que el caos se apodere de la zona; pero si los controladores aéreos anuncian una huelga, las consecuencias son realmente preocupantes y las negociaciones se agilizan para encontrar una solución de forma urgente.
Esto es lo que sucedió este miércoles cuando a consecuencia de la huelga secundada por los controladores aéreos en Francia, cientos de vuelos fueron cancelados, con las problemáticas, quejas y pérdidas económicas que eso conlleva. El sindicato SNCTA, que representa a la mitad de los cuatro mil funcionarios, llamó a paros laborales durante el miércoles y el jueves entendiendo que dos días son suficientes para hacer temblar a la Dirección General de Aviación Civil -DGAC- francesa.
La huelga de controladores aéreos, anunciada previamente, obligó a la cancelación del 40% de los vuelos, según informó este martes la DGAC francesa.
Los reclamos del sindicato de controladores aéreos se basan en negociaciones sobre la organización del trabajo, los despidos y la edad de jubilación de los funcionarios, que el gobierno francés quiere elevar de 57 a 59 años.
Alain Vidalies, secretario francés de Transportes, lamentó ante la prensa que el sindicato haya optado por la opción de ir a huelga antes de que tuviera lugar la primera de las reuniones para negociar, la cual estaba prevista para el 13 de abril. El sindicato criticó que «la dirección se contenta con indicar que aportará respuestas en una futura reunión» pero se mostró disponible para discutir de forma concreta las reivindicaciones sindicales.
Según el comunicado enviado por la Dirección General de Aviación Civil francesa, el SNCTA informó en una nota de que los paros laborales de controladores aéreos se repetirán durante los días 16, 18 , 29 de abril, y 2 de mayo.
El caos provocado por la huelga de los controladores aéreos fraceses responde a la importancia de sus aeropuertos a nivel mundial. El Aeropuerto Internacional Charles de Gaulle, situado en París, es el más importante de Francia y uno de los más transitados del mundo. Al año, más de 60 millones de personas que se dirigen o proceden de cualquier parte del mundo, pasan por este aeropuerto francés.
Por ello, las consecuencias de la huelga de los controladores galos son extensas y afectan no sólo a Francia, sino también al resto de países del planeta, lo que agiliza las negociaciones para llegar de forma urgente a una solución que ponga fin al caos.