Cada 15 de noviembre, año tras año, Corea del Sur se paraliza y se queda en silencio durante el Suneung, un examen elaborado por más de 500 maestros para unos 600.000 estudiantes que aspiran el puntaje mínimo requerido para ingresar a la Universidad Sky, (Seúl, Corea y Yonsei), el equivalente a Harvard, Cambridge, Oxford o Yale, donde solo el 2% de la población logra estudiar.
La mayoría de los jóvenes pasan 12 años estudiando para esta tortura intelectual que les garantiza un mejor futuro, empleo y estatus en la sociedad.
Para esta prueba, muchos dedican hasta 14 horas en promedio y cuantiosos recursos familiares, solo con el objetivo de superar el reto. Algunos lo intentan hasta cinco veces.
Es un esfuerzo casi que nacional. Padres rezan por que sus hijos alcancen una carrera universitaria, y el éxito, claro. El Gobierno, las instituciones y empresas también hacen su aporte suspendiendo sus actividades de manera parcial, hasta ver publicados los resultados.
Miedo al fracaso
El fracaso en estos intentos para los estudiantes es algo latente y, para evitarlo, se toman algunas precauciones: estudiar muchas horas en instituciones privadas y asistencia personalizada, algo que alimenta una industria de más de 20 mil millones de dólares, de acuerdo con un trabajo especial de la BBC.
Frustración, estrés y suicidio derivan de esta situación, y el flagelo ataca directa y exponencialmente al sector juvenil. De hecho, quitarse la vida es la principal causa de muerte en Corea del Sur.
Este país también tiene los niveles más altos de estrés entre los jóvenes de 11 a 15 años, en comparación con cualquier otro país industrializado del mundo, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
El examen es muy temido por los estudiantes, pero a su vez es un filtro al que todos se someten, pues el éxito de cada ciudadano se ve enmarcado por un título universitario.
No obstante, el profesor Lee Do-hoon discrepa un poco y explica que graduarse en una buena universidad en Corea del Sur no garantiza a los jóvenes un buen trabajo o un salario seguro, ya que el nivel de competencia entre los solicitantes es realmente difícil.
«Lo que escucho de mis estudiantes es que incluso si te gradúas de una de las universidades más prestigiosas, cada vez es más difícil conseguir un trabajo. Aún así es más fácil para ellos que para los estudiantes de universidades de nivel inferior», señala.
Una dura preparación
Ko Eun-suh, una joven de 18 años, se presentó por primera vez al examen y dice: «Para nosotros, el Suneung es muy relevante para nuestro futuro. En Corea, ir a la universidad es muy importante. Por eso pasamos 12 años preparándonos para este día. Conozco a personas que han realizado este examen hasta cinco veces».
De acuerdo con la BBC, el día de la prueba, en la entrada de la sala de examen, los inspectores confiscan con sus detectores de metales todas las posibles distracciones: relojes digitales, teléfonos, bolsas y libros.
El Gobierno también ha intentado revisar Suneung permitiendo que los estudiantes obtengan puntos de ingreso a la universidad de otras maneras, como ser mentor o ser voluntario. Pero para Eun-suh, esto solo ha hecho que el proceso sea más estresante.
«Ahora hay otras formas de acumular puntos extra, pero en la práctica, esto hace que sea aún más confuso, porque ahora hay más cosas de las que preocuparnos. Necesitamos lograrlo todo, incluidas las actividades extracurriculares, el voluntariado, la tutoría, y otros exámenes escolares».
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