En España, los gobiernos del Partido Popular no pasan en vano. Sus programas de reducción de la inversión social dejan sus huellas, a pesar de la propaganda y la imagen muy a lo «primer mundo». Las cifras de deserción escolar y de desempleo juvenil están entre las más altas de Europa… y del mundo. Son jóvenes que no estudian ni trabajan, y no por gusto.
De acuerdo con la oficina estadística de la Unión Europea (Eurostats), España es el séptimo país del bloque con mayor porcentaje de jóvenes, de entre 18 y 24 años, que no estudian, ni trabajan, ni siguen ningún programa de formación profesional. En total, 17,1% de la juventud se encuentran en esa situación. La media europea se sitúa en el 14,3%, con grandes diferencias entre los países con mayores tasas, que superan el 20% y los de tasas más bajas, por debajo del 8%.
Italia encabeza la lista con uno de cada cuatro jóvenes en esta situación. En concreto, el 25,7% de su población de 18 a 24 años ni estudia ni trabaja (los también llamados «ninis»). Le siguen Chipre (22,7%), Grecia (21,4%), Croacia (20,2%), Rumanía (19,3%), Bulgaria (18,6%) y España (17,1%).
Movilidad social en conflicto
Este viernes también se conocieron cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en las que se apuntan las principales causas de los conflictos de movilidad social en España.
España figura, junto con Finlandia, Holanda y Suecia, entre los países con menor movilidad de ingresos de la OCDE en un breve período. En un análisis de cuatro años sobre la vida de una persona (en el caso de España se usa el periodo 2011-2014 para individuos de entre 18 y 65 años), el 55% de los habitantes permanecen atascados en el mismo escalón salarial.
Incluso, el estancamiento es más pronunciado en los extremos: los más pobres y los más ricos todavía se mueven menos de sus grupos, un fenómeno conocido como “suelo pegajoso”. Según la OCDE, aquellos que están en el quintil más bajo de la escala de ingresos (el 20% más pobre) “tienen pocas posibilidades de escalar en un período de cuatro años”. Además, España es también el país de la OCDE con la tasa más alta de desempleo juvenil: 40%.
Ni estudian, ni trabajan, ni son escuchados
La “falta de movilidad”, según la OCDE, se explica en parte por el “alto nivel de desempleo de larga duración”, ya que “las personas desempleadas que consiguen un trabajo también tienen menos posibilidades de subir en la escala de ingresos, en parte porque parte de ellos acaban con contratos a corto plazo”.
Otro factor que cuenta es la educación. “Pese a mejoras en los últimos años, España sigue teniendo la mayor incidencia de abandono escolar temprano en Europa (19,9% en 2015) y las habilidades son bajas, particularmente entre los jóvenes”.
Ante la falta de movilidad social, los españoles confían poco en la meritocracia. El 53% de los preguntados considera que tener padres con una mejor educación e ingresos, algo que resulta un factor importante para progresar en la vida, frente al 37% de media en la OCDE. Además, se mostraron mucho más pesimistas: solo el 25% de los españoles dijeron creer que su situación financiera iba a mejorar en 2015.
Para quienes han seguido el texto, tengan en cuenta que las preocupaciones de la OCDE no son necesariamente llamados de atención por temas de inclusión o sensibilidad social. Todo lo contrario, sus encuestas de percepción de la movilidad social y su repercusión en los jovenes tienen un sentido:
«Un alto riesgo de caer en la escala de la movilidad y la pérdida de estatus social que ello conlleva, no solo reduce la satisfacción personal, sino también mina la cohesión social y la sensación de la gente de que su voz cuenta, especialmente entre personas de ingresos medios y bajos”.
Apuntan desde la OCDE que, esa circunstancia “reduce la confianza en el sistema sociopolítico, con potenciales consecuencias negativas en la participación democrática”. En conclusión, para la OCDE, no se trata de cuestionar los conflictos de movilidad social para fines de inclusión, sino porque esto “refuerza los extremismos políticos o el populismo”.
¿El capitalismo no tiene sus órganos reproductores y doctrinarios a nivel mundial?. Pregunten a la OCDE. España está mal, pero lo que a la OCDE le preocupa es que no triunfe la izquierda.