Varios dirigentes europeos han visto la llegada de Jair Bolsonaro a la presidencia de Brasil como un problema para el acuerdo entre ambos bloques de integración, debido a la ideología ultraderechista del mandatario
Las negociaciones para firmar un tratado de libre comercio entre la Unión Europea (UE) y los países del Mercado Común del Sur (Mercosur) pudieran finalmente avanzar gracias a la ofensiva diplomática emprendida por el presidente español, Pedro Sánchez, para contrarrestar la negativa de su homólogo francés, Emmanuel Macron.
El pacto en cuestión se negocia desde 1999, pero en esta nueva fase de conversaciones enfrenta nuevas reticencias dentro de la Unión Europea, principalmente por parte de los Gobiernos de Francia, Irlanda, Bélgica y Polonia, a los que les preocupa el impacto que puede tener el acuerdo sobre la agroindustria europea.
Ante esta situación, Sánchez envió este viernes 21 de junio una carta al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, en la que le pide que haga un último esfuerzo para tratar de llegar a un acuerdo lo antes posible.
«Estamos en una encrucijada. La UE no puede permitirse ceder ante argumentos populistas y proteccionistas sobre la política comercial«, dice la carta que también cuenta con la firma de la canciller alemana, Angela Merkel, y de los primeros ministros de los Países Bajos, Portugal, Suecia, Letonia y República Checa.
El Presidente español y el resto de los firmantes de la misiva piden «no dejar que se cierre la ventana de oportunidad» que ofrecería un pacto de libre comercio con un socio del peso de Mercosur, que representa un mercado de más de 275 millones de personas y en el que los exportadores europeos dejan cada año más de 4.000 millones en aranceles.
Para ellos, la Unión Europea está frente a una «oportunidad histórica y estratégica» para convertirse en el primer socio comercial de los países del Cono Sur y para «preservar» el sistema de cooperación internacional en materia comercial.
En la carta, los mandatarios recordaron a Juncker que varios sectores europeos se verían beneficiados por el acuerdo, entre ellos, el automovilístico, los fabricantes de maquinaria y la industria química o farmacéutica. También destacaron que este pacto enviaría un “fuerte mensaje”: que el comercio internacional es beneficioso para todos si se basa en “el diálogo, la cooperación y unas reglas justas”.
España considera que este acuerdo sería «muy bueno» tanto para Europa como para Mercosur por sus «muchos beneficios» económicos, pero además enviaría la «potente» señal de que el comercio internacional «funciona», dijeron fuentes del Palacio de la Moncloa, citadas por Europa Press.
El mensaje de Sánchez y los otros seis mandatarios europeos se produjo el mismo día que culminan en Bruselas una serie de reuniones técnicas entre funcionarios de la UE y de los países del Mercosur (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay).
Según fuentes consultadas por el diario El País, de la productividad de estos encuentros dependerá que la próxima semana se convoque una «reunión política» entre la Comisión Eruopea y los ministros de Comercio de los integrantes de Mercosur.
La negativa de Macron
La carta enviada por Sánchez parece ser una respuesta a la que envío recientemente Macron, junto a los primeros ministros de Polonia, Mateusz Morawiecki; Bélgica, Charles Michel; y de Irlanda, Leo Varadkar; para alertar sobre los riesgos para Europa de que se produzca una apertura con Mercosur.
«Queremos expresar nuestra profunda preocupación sobre una serie de asuntos que afectan a la negociación con Mercosur, incluidos algunos productos agrícolas sensibles», señala el texto en el que se solicita especial cautela ante el riesgo de que el acuerdo comercial «pueda amenazar este frágil sector».
La apertura en productos como el vacuno, el azúcar y etanol preocupa especialmente a París, Varsovia, Bruselas y Dublín, que incluso le reclaman a la UE que no mejore las ofertas sobre cuotas porque, aseguran, podría poner en peligro sectores ya de por sí «vulnerables» y «desestabilizar la producción».
Macron y los primeros ministros de Bélgica, Irlanda y Polonia, quieren que Mercosur respete sus indicaciones geográficas, que abra más sus mercados a los lácteos europeos y a sus productos industriales y que se libere el mercado de servicios marítimos de bloque suramericano para que puedan entrar a competir en él las empresas europeas.
Obstáculos para la negociación
Aunque la comisaria de Comercio de la UE, Cecilia Malmström, confirmó que su prioridad es suscribir el acuerdo con Mercosur antes de dejar el cargo, reconoció que sigue habiendo importantes obstáculos.
Malmström, quien negocia en nombre de los 28 países del bloque, también explicó que en los últimos meses se han alcanzado importantes avances, pero no está todo acordado.
La funcionaria explicó que “siempre que se negocia un tratado comercial, cuando te vas aproximando al final de la negociación, están los asuntos más complicados para ambas partes y muy frecuentemente son temas agrícolas, pero no exclusivamente”.
La amenaza de Bolsonaro
El tratado comercial que deberían firmar Mercosur y la UE se enfrenta, además, a un obstáculo político, pues varios dirigentes europeos han visto la llegada de Jair Bolsonaro en Brasil como un problema para el acuerdo por su ideología ultraderechista.
Por ejemplo, Macron reaccionó contra Bolsonaro y advirtió no permitirá que la UE firme acuerdos comerciales con países que no respetaran el Acuerdo del Clima de París, pacto del que Bolsonaro prometió sacar a Brasil.
Asimismo, cientos de ONG le pidieron esta semana a la UE que detenga “inmediatamente” las negociaciones con Mercosur por la situación de los derechos humanos y la política medioambiental en Brasil.
“Desde la toma de posesión de Bolsonaro, en enero de 2019, hemos sido testigos del aumento de las violaciones de derechos humanos y ataques a las minorías”, condenaron 340 organizaciones a través de una carta.
Indicaron que el derechista ha solicitado ampliar el uso de pesticidas a niveles que no están permitidos en la UE y ha instado a los trabajadores a elegir «entre empleo y derechos”.
Las ONG también denunciaron que el Gobierno de Bolsonaro prepara “la destrucción de alguna de las regiones más preciosas y ecológicamente valiosas del mundo como la Amazonía” , por lo que le pidieron a la UE que “confirme con pruebas” que Brasil respetará el Acuerdo del Clima de París.
¿Cambió de opinión o necesidad de inversiones?
Durante su campaña electoral, Bolsonaro calificó al Mercosur como un “bloque demasiado ideologizado” que no era prioridad para Brasil. SIn embargo, al parecer, cambió de opinión.
Hace dos semanas realizó su primera visita oficial a Argentina, para reunirse con su homólogo Mauricio Macri, quien dejó claro que a ambos gobiernos les urge afianzar lazos comerciales con Europa.
«Necesitamos integrar nuestros mercados e insertarnos en el desarrollo global«, señaló Macri.
Las economías de Argentina y de Brasil están en recesión, por lo que sus gobiernos aplican políticas de ajuste para tratar de salir a flote. Necesitan inversiones y qué mejores que de empresas europeas.
Sin embargo, un acuerdo de libre comercio con la UE ha despertado rechazo en sectores industriales de ambos países, pues temen que una rebaja del arancel externo de Mercosur (del 35 % actualmente) les enfrente a la competencia de productos europeos con buena imagen de marca y alta calidad.
Beneficios del acuerdo
Si las negociaciones cierran de manera exitosa, sería el primer acuerdo que lograría establecer Mercosur con otro bloque económico, y lo haría con su primer socio comercial e inversor.
Las exportaciones de Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay a la UE alcanzaron los 42.600 millones de euros en 2018, según la Comisión Europera, y consistieron sobre todo en productos agrícolas y ganaderos.
Por su parte, las exportaciones de los países europeos al bloque suramericano se ubicaron en 45.000 millones de euros, y comprendieron los sectores: maquinarias, transporte e industria química y farmacéutica.
Las inversiones de la UE a los miembros del Mercosur ha ido en ascenso en los últimos años, al pasar de 130.000 millones de euros en 2010 a 381.000 millones en 2017.
A los europeos les urge ser el primer bloque en el mundo que firme un pacto con Mercosur, uno de los últimos territorios vírgenes para el comercio internacional, que supone un mercado de más de 275 millones de personas, muy apetecido por potencias como China.
El acuerdo también le permitiría a la UE enviar una señal política a favor de un comercio abierto y basado en reglas, justo cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, insiste en colocar barreras proteccionistas.
Las negociaciones técnicas para un acuerdo entre el bloque comunitario y Mercosur iniciaron en Buenos Aires en abril de 2000. Desde entonces se han celebrado más de 30 rondas de negociación sin llegar al resultado esperado.