La provincia español de Alicante (sur) apostará por la pronta recuperación integral del río Vinalopó, atendiendo a criterios ecológicos y hidrológicos e incorporando las demandas y expectativas de las poblaciones aledañas, así lo anunció el secretario autonómico de Medio Ambiente y Cambio Climático, Fran Quesada.
El estudio propuesto abordará la problemática del río desde una perspectiva socioecosistémica que pone el acento en un proceso participativo, que integre a los agentes sociales, económicos e institucionales más relevantes de la cuenca del río, y así conformar un proyecto colectivo.
Impacto social
La rehabilitación del sistema fluvial del Vinalopó persigue la recuperación de la variedad de ambientes existentes en su cuenca hidrográfica, que incluye espacios naturales protegidos, hábitats considerados como prioritarios por la Unión Europea, además de una flora y fauna endémicas amenazadas por el estado de degradación del río.
Al mismo tiempo, se pretende devolver el río a la ciudadanía, logrando la adecuación de áreas de uso público, naturalizando el río a su paso por los pueblos y ciudades de sus comarcas y corrigiendo aquellos impactos negativos que han convertido el Vinalopó en un problema en lugar de una solución para mejorar la calidad ambiental de su territorio y hacer frente a los retos que plantea el cambio climático.
Fase inicial
El plan de recuperación integral comenzará con un estudio inicial destinado a obtener el diagnóstico del estado medioambiental del río, además de aproximarse a su realidad social.
Para ello, se entrevistarán a diferentes especialistas, técnicos de la administración (estatal, autonómica y local), agentes socioeconómicos y miembros de asociaciones con sensibilidad ecológica o conocedoras del patrimonio arqueológico, histórico y cultural asociado al río.
Resulta relevante evaluar asuntos tan preocupantes como el estado de sobreexplotación de los acuíferos del Vinalopó, su contaminación, la desertificación en su cuenca hidrográfica y, sobre todo, proponer soluciones encaminadas a incrementar la resiliencia propia de los ecosistemas fluviales, estableciendo un caudal mínimo ecológico que le devuelva su carácter de infraestructura verde y corredor biológico.