Levian D. Pacheco, un trabajador de resguardo juvenil de Southwest Key, al sur de Estados Unidos, ha sido acusado de 11 delitos de abuso sexual, luego de que las autoridades policiales determinaran mediante investigaciones que el implicado había agredido sexualmente a por lo menos ocho niños inmigrantes no acompañados, durante casi un año en uno de los albergues en Mesa, Arizona, según muestran registros judiciales federales.
Las acusaciones contra este funcionario informan que todos los incidentes tuvieron lugar entre agosto de 2016 y julio de 2017, de acuerdo con un documento del tribunal. El caso, inicialmente investigado por la policía local, ahora avanza a través del Tribunal de Distrito de los Estados Unidos en Phoenix.
En 2017, las autoridades del refugio Casa Kokopelli fueron citadas por el Departamento de Servicios de Salud de Arizona, por no completar las verificaciones de antecedentes, incluidas las huellas dactilares, para garantizar que los empleados no hubieran cometido anteriormente delitos sexuales y otros crímenes, según los registros. Esta inobservancia fue la causa de que personas como el acusado trabajaran en dicha institución.
Abuso sexual infantil y políticas antimigrantes
Los funcionarios de la administración de Donald Trump han afirmado en repetidas ocasiones que los refugios son lugares seguros e, incluso, divertidos para los niños. No obstante, ha habido un escrutinio público cada vez más intenso de los refugios, tanto los administrados por el Gobierno como los privados, después de que la administración republicana separó a unos 3.000 niños y niñas de sus padres en la frontera y los envió a «hogares» de acogida en todo el país, en un acto sin precedente de violación de los Derechos Humanos.
Además de este caso abominable, en las últimas semanas se han presentado otros incidentes y denuncias de abuso sexual en refugios y albergues de este tipo en Tucson, Phoenix, Glendale, y otras localidades del estado fronterizo de Arizona.
Según diversas fuentes, los operadores de refugios reportaron 264 denuncias de abuso sexual al FBI el año pasado. Lamentablemente, esas son solo las cifras de lo que las víctimas son capaces de denunciar, ya que en la mayoría de los casos los niños, niñas y adolescentes prefieren el silencio por miedo o vergüenza.