Para el gobierno de los Estados Unidos (EE. UU.) encabezado por el magnate Donald Trump, realizar un ataque nuclear es sólo una manera «preventiva» para reforzar la disuasión contra los que ellos consideran sus «enemigos».
De acuerdo a una nota de RT, el Pentágono advirtió que «un ataque nuclear preventivo» serviría «para reforzar la disuasión» contra los enemigos, razón por la cual consideran que la política de «no ser el primero» en atacar pondría en tela de juicio la capacidad de defender a sus socios y motivaría a que estos empezaran a desarrollar sus propias armas nucleares para su protección.
La posición del Pentágono sobre el accionar militar de EE. UU. fue presentado en un informe del subsecretario adjunto de Defensa estadounidense, David Trachtenberg, quien sostuvo que el país no debe abandonar la política del ataque nuclear preventivo.
El documento, que data del 28 de marzo de 2019, reza que Washington durante largo tiempo mantenía una política de «ambigüedad constructiva», que «ha disuadido a los adversarios potenciales de coacción o agresión nuclear desde el comienzo de la era nuclear», explica RT.
«La política de ‘no ser el primero’ [en utilizar armas nucleares] socavaría la disuasión ampliada de EE. UU. y dañaría la salud de nuestras alianzas, porque pondría en duda la garantía de que Estados Unidos defenderá sus aliados en circunstancias extremas», afirmó Trachtenberg.
EE. UU. no quiere que sus aliados tengan armas con poder nuclear
El informe aclara cuáles son las «circunstancias extremas» que impulsarían a las autoridades estadounidenses a usar sus armas. Entre otras causas, se mencionan «ataques estratégicos significativos no nucleares» contra la población civil, infraestructura, fuerzas nucleares y sus mandos no solo de EE. UU., sino también contra sus aliados.
Al mismo tiempo, Trachtenberg indica que la incertidumbre sobre la garantía de seguridad podría provocar también que sus socios empezaran a desarrollar sus propias armas nucleares para su protección.
El Tratado sobre Misiles de Alcance Medio y Corto, alcanzado en 1987 entre EE. UU. y la entonces URSS, ha sido uno de los cimientos del moderno régimen de supervisión y control sobre la no proliferación de armas nucleares
EE. UU. suspendió sus obligaciones al respecto el pasado 2 de febrero y completará el proceso de retirada en seis meses, «a menos que Rusia vuelva a cumplir con sus normas y destruya todos los misiles, lanzadores y equipos asociados que lo están violando», según indicó Donald Trump en un comunicado
Como respuesta, Moscú también suspendió su participación en ese pacto y exigió que EE. UU. presentara pruebas sobre la presunta violación rusa de las condiciones de ese acuerdo
Si EE. UU. mantiene su posición respecto al Tratado INF, expondrá la seguridad y estabilidad global a «las más graves consecuencias»: abrirá la posibilidad de que comience «una carrera armamentista en varias regiones del mundo» y amenazará seriamente los esfuerzos mundiales para lograr un desarme nuclear, advirtieron desde el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia.
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