El Senado de Estados Unidos (EE.UU.) absolvió este sábado al expresidente Donald Trump por el cargo de “incitación a la insurrección”, que orgiinó el asalto al Capitolio el pasado 6 de enero, y que provocó siete muertes.
De acuerdo con medios internacionales, la votación quedó con 57 votos a favor y 43 en contra, por lo que no se contó con los 67 necesarios para condenarlo.
Sin embargo, siete de 50 los republicanos que se unieron a los demócratas para condenar al expresidente, algo insólito.
Los siete republicanos que su sumaron a los demócratas son Richard Burr de Carolina del Norte, Bill Cassidy de Luisiana, Susan Collins de Maine, Lisa Murkowski de Alaska, Mitt Romney de Utah, Ben Sasse de Nebraska, Patrick Toomey de Pensilvania. Los seis últimos votaron a favor de abrir juicio a principios de semana. Al primero, Burr, parece que los alegatos de los demócratas le convencieron para pasarse al otro bando y condenar a Trump.
En principio, republicanos y demócratas habían optado por un juicio rápido sin testigos, ya que los demócratas querían centrarse en la agenda legislativa del presidente, Joe Biden, y los republicanos deseaban pasar página del asalto lo antes posible.
Sin embargo, la aparición de una grabación donde Trump se niega a llamar a la calma a sus seguidores durante el asalto parecía abrir otro escenario, según cita el diario alemán DW.
La noche del viernes, la cadena CNN publicó nuevos detalles de una conversación telefónica entre Trump y Kevin McCarthy, el líder republicano en la Cámara Baja, ocurrida durante el asalto al Capitolio del pasado 6 de enero.
Según estos nuevos detalles, cuando McCarthy se puso en contacto con el presidente para que pidiera a sus seguidores que suspendieran el asalto, este se negó.
Varios analistas habían advertido que los republicanos saben que sus propios votantes son más pro-Trump que ellos mismos. Por lo tanto condenar al expresidente era un cálculo político de alto riesgo. Por lo que buena parte de ellos prefirieron pasar página por la vía rápida y alegando errores puramente formales, de procedimiento.
Un ejemplo de esta postura es la del líder conservador en el Senado, Mitch McConnell, que ya no se habla con Trump y que votó en contra del impeachment.
McConnell justificó sus acciones únicamente en cuestiones de forma: porque Trump ya no es presidente, ya no puede ser sometido al ‘impeachment’. Sin embargo reafirmó que considera al ex presidente responsable de la insurrección.
«Estaba enojado. Había perdido una elección. Las acciones del expresidente Trump antes de los disturbios fueron una vergonzosa negligencia», dijo McConnell. «No hay duda, ninguna, de que el presidente Trump es responsable a efectos prácticos y morales de provocar los hechos de aquel día. No hay dudas al respecto. Las personas que irrumpieron en este edificio creyeron que estaban actuando según los deseos e instrucciones de su presidente».
Trump denuncia caza de brujas
En un comunicado, citado por la agencia AFP, Trump celebró la absolución, no obstante, denuncia una «caza de brujas».
«Esta ha sido una fase más de la mayor caza de brujas en la historia de nuestro país. Ningún presidente ha pasado por algo así, y sigue porque nuestros oponentes no pueden olvidar a los casi 75 millones de personas, la cifra más alta para un presidente en funciones, que votaron por nosotros hace unos pocos meses».
De igual forma, indicó que su movimiento patriótico «acaba de comenzar» y prometió «seguir» defendiendo «la grandeza de Estados Unidos». «Nuestro magnífico, histórico y patriótico movimiento, (…), acaba de empezar”.
Los fiscales acusaban a Trump de incitar a sus seguidores a saquear el Capitolio el 6 de enero, cuando las dos cámaras del legislativo se disponían a validar la victoria de Joe Biden en las elecciones presidenciales del pasado mes de noviembre.