Este miércoles, el sistema judicial del estado de Ohio en Estados Unidos ejecutó a un asesino que pretendía justificar su crimen citando haber sufrido un supuesto ataque de «pánico homosexual», un argumento bastante criticado en el plano jurídico.
Robert Van Hook fue juzgado por el macabro asesinato de un hombre homosexual, al que sedujo con falsas promesas de sexo para robarlo hace 33 años en 1985.
Van Hook un hombre blanco de 58 años, fue declarado muerto luego de recibir una inyección letal en el Centro Correccional del Sur de Ohio (Lucasville), así lo notificó el Departamento Correccional y de Rehabilitación del estado.
En la ejecución estuvieron presentes como testigos un hermano y una hermana de David Self (la víctima del asesinato), así como un tío de Van Hook.
Según los fiscales del condado de Hamilton, Van Hook fue «un hombre que manipuló a homosexuales durante años. Se hacía pasar por gay, frecuentaba bares de ambiente gay y se aprovechaba de víctimas vulnerables».
El 18 de febrero de 1985, Van Hook asistió a un bar gay del centro de Cincinnati, entabló contacto con su víctima -David Self- y pasadas unas dos horas se fueron al apartamento de Self. Ambos tenían 25 años.
Según los investigadores, en el apartamento, Van Hook estranguló a Self hasta dejarlo inconsciente y lo apuñaló varias veces con un cuchillo de cocina. Después le rasgó el estómago y escondió el cuchillo en su interior. Tras el asesinato, Van Hook robó algunos collares de Self y una chaqueta de cuero. Las autoridades lo detuvieron semanas después en Florida.
El último antojo de Van Hook
El martes por la noche, el estado de Ohio le sirvió a Van Hook una última cena a su antojo, que consistió en tres hamburguesas con queso, patatas fritas, un jugo de toronja y un batido de vainilla. De postre, un pastel de queso con fresas y crema.
La pena de muerte de este miércoles fue la primera ejecución del año en el estado de Ohio y la decimocuarta en Estados Unidos.
Luego de que el Tribunal Supremo restituyó la pena de muerte en 1976, Estados Unidos ha ejecutado a 1.479 presos. En el caso de Ohio han sido 56 condenas.