Este lunes, la policía federal estadounidense (FBI, por sus siglas en inglés), allanó las oficinas de Michael D. Cohen, el abogado personal del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
En la pesquisa se confiscaron registros de distintos asuntos, entre ellos correos electrónicos, documentos de impuestos, registros comerciales y, por si fuera poco, los pagos otorgados a Stephanie Clifford, más conocida como la actriz porno Stormy Daniels.
Tras el allanamiento, el presidente Trump mostró su indignación en declaraciones públicas: “Es una desgracia y una caza de brujas”.
Además, se preguntó por qué el fiscal especial Robert S. Mueller, quien ha estado a cargo de analizar la presunta injerencia de Rusia en las elecciones estadounidenses de 2016, y en cuyo proceso se ha topado con información relevante relacionada al ´caso Stormy´, no ha actuado así contra Hillary Clinton, en referencia al escándalo de los e-mails, que quedó archivado tras una larga investigación del FBI.
El abogado de Cohen, Stephen Ryan, denunció la intervención del FBI por “desproporcionada e innecesaria”, antes de confirmar que el que fuera hombre de absoluta confianza de Trump ha venido colaborando las últimas semanas con los investigadores en la recopilación de miles de documentos en torno al soborno de Stormy Daniels.
Stephen Ryan, explicó que la Fiscalía federal para el distrito sur de Nueva York «ejecutó una serie de órdenes de allanamiento y confiscó las comunicaciones privilegiadas» entre Cohen y sus clientes.
A Stormy Daniels los medios de prensa la han vinculado con Donald Trump, de quien pudo haber recibido a través de Cohen 130 mil dólares. A la fecha el propio presidente dijo que no sabía que su abogado le había entregado esa suma a la actriz como parte de un acuerdo de confidencialidad.
La actriz porno por su parte ha tratado de anular el acuerdo de confidencialidad que firmó por el pago y su abogado presentó el pasado domingo una nueva moción para que Trump y Cohen declaren sobre el asunto.