Imágenes de video difundidas el sábado por varios medios muestran a un preso afroamericano en una cárcel del condado de Forsyth, en el estado de Georgia, Estados Unidos, quejándose repetidas veces de no poder respirar mientras es atendido por funcionarios penitenciarios, antes de morir en un hospital.
En la grabación puede verse a John Elliott Neville, de 56 años, pidiendo ayuda y gritando repetidamente “No puedo respirar”, en el momento en que cinco funcionarios de la cárcel y una enfermera lo asisten porque estaba sufriendo un problema médico. La misma frase que pronunció en mayo el también afroamericano, George Floyd, en Mineápolis antes de morir asfixiado en manos de un policía blanco, acontecimiento que desató una ola de protestas por todo EE.UU.
Los informes forenses determinaron que Neville, de 56 años, falleció el 4 de diciembre de 2019 por una lesión cerebral causada por asfixia mientras era inmovilizado boca abajo, según medios locales, reseñados por RT.
Las imágenes salieron a la luz esta semana por una orden de un juez de Carolina del Norte.
Neville, que estaba detenido en una cárcel del condado de Forsyth por agresión a una mujer, fue atendido por cinco funcionarios y una enfermera, tras caerse de su litera mientras dormía debido a un problema médico.
Durante la grabación de 45 minutos se puede observar a Neville desorientado y con dificultades para respirar, sujetado por los cinco funcionarios que lo trasladan fuera de su celda.
Al principio, los agentes le piden que se tumbe y le notifican que acaba de sufrir convulsiones, para luego trasladarlo de celda.
«Déjenme ir, ayúdenme, mamá,muevan sus manos, levántenme. ¡Vamos!«, son algunas de las palabras que dijo el hombre mientras intentaba zafarse.
Al parecer, algunos agentes intentaron sostenerlo colocando su rodilla sobre él y poco después dejó de reaccionar. «¡Ustedes lo mataron!», gritó otro recluso mientras los funcionarios solicitaban ayuda. Cuando descubrieron que no tenía pulso lo trasladaron a un hospital donde fue declarado muerto.
Los cinco funcionarios de prisión y la enfermera fueron imputados de homicidio involuntario por el fiscal del distrito del condado de Forsyth, Jim O’Neill, y han sido dados de baja de sus puestos de trabajo.
Por su parte, el alguacil del condado de Forsyth, Bobby Kimbrough, afirmó que lloró mientras miraba las impactantes imágenes y aseguró que a partir del incidente se han realizado cambios en la prisión.
Con información de RT y EFE.
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