Estas son las personas detrás del pollo que comes. Después de ver esto, no las olvidarás

Por Romina Bevilacqua Hemos visto ya todo tipo de imágenes espeluznantes acerca de las granjas de factorías donde pollos, vacas y todo tipo de animales destinados a convertirse en un plato de carne, viven en pésimas condiciones y que nos han dejado con la boca abierta

Estas son las personas detrás del pollo que comes. Después de ver esto, no las olvidarás

Autor: Carlos Montes

Hemos visto ya todo tipo de imágenes espeluznantes acerca de las granjas de factorías donde pollos, vacas y todo tipo de animales destinados a convertirse en un plato de carne, viven en pésimas condiciones y que nos han dejado con la boca abierta. Pero hay otra realidad que hasta ahora había pasado desapercibida.

Mientras poco a poco las personas comienzan a demandar un mejor trato hacia los animales y las empresas de alimentos se ven “obligadas” a ejercer cambios y optar por prácticas más sustentables y acorde a los estándares de bienestar animal para no perder clientela, hay otras víctimas de los malos tratos de estas empresas: sus propios trabajadores. 

Una investigación realizada por Oxfam America a la que llamaron “Lives on the Line“, nos entrega una aterradora visión al trato que se le da a los alrededor de 25.000 trabajadores de la industria del pollo en EE.UU, específicamente en las empresas Tyson, Pilgrim, Perdue y Sanderson Farms, que abarcan gran parte del mercado del pollo en el país. Te aseguro que después de verlo sentirás una gran indignación:

Los empleados trabajan en pésimas condiciones y en ocasiones ni siquiera les dan permiso para ir al baño.

“Estaba trabajando junto a una señora con 8 meses de embarazo. Ella necesitaba ir al baño y pidió permiso. Pasó una hora, luego dos. Ella preguntó nuevamente. El supervisor le respondió: “Lo siento señora, pero nadie la puede cubrir. Aguántese un poco más”. Finalmente la mujer se orinó en los pantalones y comenzó a llorar”

–Bacilio Castro, un ex empleado de una empresa avícola–

Y por si fuera poco, deben repetir los mismos movimientos más de 20 mil veces al día, lo que les acarrea diversos problemas físicos.

Cuelgan, cortan, trituran. Una y otra vez, mientras se mantienen de pie. ¡Deben procesar cerca de 30 pollo por minuto!

Muchos de estos trabajadores no tienen más opción que trabajar bajo estas circunstancias sin la posibilidad de pedir por mejores tratos, por el miedo a perder su trabajo.

Algunos de ellos son ex convictos, minorías, refugiados o inmigrantes a los que les costaría mucho encontrar un nuevo puesto de trabajo y que realmente necesitan esos ingresos.

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Y lo peor de todo es que pese a que la industria continúa aumentando sus ventas, los salarios de los trabajadores siguen siendo muy bajos e incluso se han reducido en un 40% desde  los años 80′.

Se estima que por cada dólar gastado en los nuggets de McDonalds, sólo dos centavos llegan a los trabajadores de la industria avícola.

¿En qué mundo es esto aceptable? Al menos en el nuestro no debería serlo. 

Vía: http://www.upsocl.com


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