Este miércoles se iniciaron los funerales de al menos 15 personas fallecidas, producto del incendio ocurrido el pasado domingo en la ciudad minera de Siberia occidental, el cual dejó 64 muertos, la mayoría de ellos niños en edad escolar.
El número de cuerpos identificados, luego del incendio en el centro comercial Zimniaya Vishnia, ascendió a 27 de 64, según informó el jefe del Departamento Regional de Emergencias, Alexandr Mámontov.
En todo el territorio ruso, las manifestaciones de solidaridad, luego del suceso, no se hicieron esperar: las banderas de instituciones gubernamentales se levantaron a media asta; en radio y televisión se suprimieron los contenidos de entretenimiento para difundir mensajes de solidaridad; los diputados de la Asamblea Federal en Moscú mantuvieron un minuto de silencio en honor a las víctimas y el presidente Vladimir Putin declaró el 28 de marzo como Día de Luto oficial.
Toda Rusia se unió bajo la consigna: “Kemerovo, estamos contigo”. Los ciudadanos se congregaron en distintos puntos para ofrecer sus respetos con el encendido de velas, además de la colocación de flores y juguetes en memoria de los fallecidos, la mayoría de ellos niños.
En Moscú las acciones en conmemoración se han llevado a cabo en zonas céntricas, movilizando a cientos de personas, al igual que en San Petersburgo, donde se escogió el Campo de Marte, un gran parque ubicado al centro de la ciudad para honrar a los que murieron en la tragedia.
En la ciudad de Ekaterimburgo, se eligió la Plaza del Trabajo, mientras que en la ciudad de Vladivostok, los vecinos llevaron ofrendas florales a la Plaza Central.
Simferópol, Chitá, Sebastopol Magadán y Kaliningrado son otras de las ciudades que se organizaron para expresar su pésame y solidaridad con familiares de los fallecidos.
En un sentido discurso el día de ayer, en medio de una reunión para analizar las consecuencias del acontecimiento, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, expresó: «Cuando hablan del número de muertos, de niños muertos, lo primero que provoca no es llorar, es anegarse en llanto», al tiempo que agregó que las pérdidas «no fueron producto de una guerra» sino de una «criminal negligencia».