Dos exfuncionarios de la conservadora Unión por un Movimiento Popular (UMP), de Francia, fueron arrestados hoy en relación con la emisión de facturas falsas para cubrir los gastos de campaña de 2012, caso conocido como escándalo Bygmalion.
Eric Cesari, antiguo director general adjunto de la agrupación, y Fabienne Liadze, quien estuvo a cargo de los asuntos financieros del partido, permanecen en detención preventiva en la oficina anticorrupción de la policía judicial mientras rinden declaración.
Ambos serán interrogados acerca del sistema montado para evadir el límite de gastos autorizado por la ley en la campaña de reelección del entonces presidente Nicolás Sarkozy (2007-2012).
La UMP podía erogar en esa contienda un máximo de 22,5 millones de euros, pero se sospecha que en realidad invirtió entre 10 y 18 millones más, utilizando a la empresa Bygmalion encargada de organizar los actos del entonces mandatario.
Esta firma habría emitido facturas para cobrar supuestas convenciones de la UMP, que en realidad correspondían a mítines de Sarkozy y, además, muchos de los precios estaban adulterados y se tasaron hasta en el doble de lo normal.
La víspera fueron capturados por este escándalo tres exdirectivos de la empresa, los cofundadores Guy Alvés y Bastien Millot, y el exjefe de su filial Event and Cie, Franck Attal.
El tema ya le costó el cargo al expresidente provisional de la UMP, Jean-François Copé, quien debió renunciar junto a todo su equipo de trabajo.
Aparte de los costos políticos del escándalo, la Fiscalía de París abrió un expediente por falsificación, abuso de confianza e intento de fraude y trata de determinar qué tanto sabían Sarkozy y Copé de esa manipulación financiera.
El antiguo jefe de Estado anunció recientemente su retorno a la política activa y su disposición a pelear por la dirección de la UMP durante el próximo congreso del partido.
Ese puesto es un peldaño en su objetivo de ser nominado candidato a los comicios presidenciales de 2017.
Antes de eso debe resolver varios asuntos pendientes con la justicia, entre ellos una acusación formal por corrupción activa, tráfico de influencias y violación del secreto judicial, para la cual aún no existe fecha de juicio.
Bygmalion podría ser un obstáculo más en las aspiraciones del político de derecha de volver al Palacio del Elíseo.