La aldea de Enegenet de la región Amhara de Etiopía se levantó con un deslizamiento de tierra donde fallecieron ocho personas, los cuales seis eran miembro de una misma familia, información citada por Prensa Latina de fuentes oficiales.
Getnet Demis, director de la oficina de comunicaciones del distrito de Goncha, indicó que en estos momentos se está brindando ayuda de emergencia a otros residentes del distrito que perdieron sus viviendas tras el derrumbe.
Adelantó que el Gobierno planea reubicar a unas 17 aldeas que están consideradas en situación de vulnerabilidad a esos eventos, para evitar un desastre mortal en la nación, señaló la agencia de noticias latinoamericana.
La Comisión de Preparación y Prevención de Desastres de Etiopía alertó a la población sobre la consecución de las fuertes precipitaciones que acechan al país en la temporada y prevén que se extenderá hasta septiembre. Las autoridades de seguridad ciudadana estiman que pueden haber más deslizamientos de tierra e inundaciones.
Las condiciones precarias en que viven los etíopes hacen que la sobrevivencia en la nación sea aún más fuerte y trágica. Cuando no pierden la vida en la guerra civil desatada desde hace años, fallecen en los embates de la naturaleza que arrecia fuertemente sin piedad contra un pueblo que no cuenta con los recursos para alimentarse, vestir y educarse.
Casi tres millones de desplazados alojados en las montañas de Etiopía buscan entre los vertederos de basura comida como medio de vida. Aunado a esta realidad, el peligro de vivir en la violencia de la guerra, la falta de atención médica y de un hogar digno, hacen que este territorio africano sea inseguro para quienes desean gozar sus plenos derechos.
Los etíopes salen del territorio para brindar un futuro mejor a sus hijos y por temor a ser asesinados por la guerra o la naturaleza.