El director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), José Graziano da Silva, calificó de inaceptable el incremento en las cifras del trabajo infantil a escala mundial, toda vez que 108 millones de niños entre cinco y 17 años de edad laboran en la agricultura, ganadería, silvicultura, pesca y acuicultura.
En su declaración, instó a erradicar el trabajo infantil en todas las instancias del sector agrícola en el mundo, puesto que la mayor parte de los niños que trabajan en el campo lo hacen en las cadenas locales de suministro de alimentos y en la agricultura de subsistencia sin que se tomen medidas.
Se trata de un flagelo que crea condiciones generalmente ignoradas en la asignación de recursos financieros para combatirlo en el sector agrario.
El llamado del organismo de la ONU a los países es a prestar más atención y a otorgar partidas suficientes a la lucha contra la labor de los menores en las cadenas nacionales y locales de suministro de alimentos.
Según la FAO, actualmente casi todos los recursos financieros para combatir ese flagelo se canalizan a las cadenas de suministro mundiales, olvidando la alta participación de los niños en la producción en pequeña escala y de subsistencia.
En ese contexto, Grazianio da Silva consideró necesario invertir “en todo tipo de situaciones” y afirmó que en esta lucha es esencial involucrar a los trabajadores agrícolas y a las organizaciones de productores.
“Sólo juntos podremos cambiar hacia un futuro mejor, más saludable y próspero para nuestros hijos”, dijo.
Inaceptable
Al rechazar el trabajo infantil, el funcionario citó cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), ente que advierte un incremento de 10 millones de niños trabajando en la agricultura con respecto a datos recabados en 2012.
La causa común de este fenómeno social, según explicó Grazianio da Silva, es la pobreza en los hogares rurales, donde se requieren programas de protección social y las iniciativas de alimentación escolar como antídotos del trabajo infantil en la agricultura.
Otras de las causas del trabajo infantil son las escasas alternativas de subsistencia, la falta de acceso a la educación y la limitada aplicación de la legislación laboral.
“La pobreza en el hogar sigue siendo una causa común del trabajo infantil en la agricultura. En este contexto, los programas de protección social y las iniciativas de alimentación escolar vinculadas a los agricultores familiares han demostrado ser buenos antídotos contra el fenómeno”, señaló el titular de la FAO.
Sin llegar a satanizar el trabajo del campo, tanto la FAO como la OIT concuerdan en que estas labores “pueden ser positivas, ya que los ayudan a adquirir conocimientos y desarrollar habilidades que los beneficiarán en el futuro”, pero debe atenderse para que no se convierta en un modo de esclavitud moderna.
“Cuando los niños trabajan muchas horas al día, realizan labores duras, llevan a cabo tareas peligrosas o inapropiadas para su edad, y cuando esto dificulta su educación, se trata de trabajo infantil y debe ser eliminado”, apuntó Graziano da Silva.
Alguna de las actividades del campo pueden interferir con el desarrollo social y físico del niño y con su capacidad de acceder a oportunidades de empleo decente y productivo más adelante en sus vidas.
Qué hacer por los infantes
Para conmemorar el Día mundial contra el trabajo infantil, la FAO y otros organismos internacionales desarrollan una serie de encuentros con la consigna “Unidos para poner fin al trabajo infantil en la agricultura”.
Cifras presentadas por la Comisión Europea precisan que casi la mitad de los 152 millones de niños trabajadores están involucrados en las peores formas de trabajo infantil. El 71 % de todos los niños trabajadores se encuentran en la agricultura.
Ante estos indicadores, los organismos reunidos en Bruselas apelan al Objetivo 8 de Desarrollo Sostenible de la ONU, que exige medidas inmediatas y efectivas para garantizar la prohibición y eliminación de las peores formas de trabajo infantil y poner fin al trabajo infantil en todas sus formas para 2025.
El subdirector general de la FAO para Desarrollo Económico y Social, Máximo Torero Cullen, opina que “para avanzar hacia el trabajo infantil cero, una meta de los Objetivos de Desarrollo, la comunidad internacional necesita llegar a un nivel que no se logrará con unos pocos programas y proyectos dedicados a ese lastre”.
La organización incluye en su llamado a sumar esfuerzos a la Alianza Internacional de Cooperación sobre el Trabajo Infantil y la Agricultura, fundada por la OIT y la FAO, junto a otros socios.
Aunque las cifras en el reporte de la FAO y la OIT sobre el trabajo infantil en el mundo son inferiores a las de la Unicef, el flagelo, si no es debidamente atendido, puede convertirse en esclavitud, explotación sexual y económica y hasta en muerte.
Algunas excepciones
De acuerdo con la Unicef, la incidencia del trabajo infantil en los países afectados por conflictos armados es 77 % mayor que el promedio mundial; mientras que el porcentaje de empleos peligrosos es un 50 % mayor.
«A nivel global, casi 1 de cada 10 niños es víctima del trabajo infantil, cifra que aumenta a 1 de cada 5 en África», estima la Unicef a través de un comunicado de prensa con ocasión del Día Mundial contra el Trabajo Infantil.
En su informe, se precisa que entre 2008 y 2012 el trabajo infantil disminuyó sólo en un 1 % y el progreso en la reducción del trabajo de las niñas fue un 50 % menor que el de los niños.
Un flagelo global
El trabajo infantil es un flagelo que está presente en todos los rincones del planeta, pero tiene sus excepciones por regiones.
Por ejemplo, en América Latina y el Caribe los niños tienen más probabilidades de trabajar que las niñas: el 13 % de los niños frente al 8 % de las niñas.
En África Central y Occidental, este porcentaje se sitúa en torno al 32 %; en el África Subsahariana, el 30 % de los niños trabajan, frente al 29 % de las niñas; en África Meridional y Oriental, el 27 % de los niños frente al 24 % de las niñas, mientras que en Oriente Medio y África del Norte, los niños representan el 8 % frente al 6 % de las niñas.
A pesar de estas pequeñas diferencias, existen disparidades de género en los tipos de actividades que se llevan a cabo: las niñas tienen muchas más probabilidades de participar en el trabajo doméstico.
“121 millones de niños seguirán siendo víctimas del trabajo infantil en 2025, y 52 millones de ellos en trabajos peligrosos”, apunta la Unicef.