Desde que el presidente de Filipinas Rodrigo Duterte, llegó al poder en junio de 2016, emprendió una política contra drogadictos y pequeños narcotráficantes, su particular guerra contra las drogas ha causado más de 4.000 muertes en la mencionada nación.
Esta es la cifra oficial que ofrece el cuerpo de Policía de la entidad, aunque la Organización No Gubernamental Pro derechos humanos eleva las víctimas mortales hasta las 13.000.
En este tipo de operaciones los agentes tienen la orden de disparar a matar si el sospechoso opone resistencia física a su arresto. difundió el Mundo.
Esta política ha causado críticas de diversos sectores de la población entre ellos; la iglesia católica, al catalogar al Gobierno de Durterte como «reino del terror».
Trabajadores de una morgue entierran un cuerpo no reclamado víctima de un homicidio extrajudicial en Manila
En este sentido en el mes de julio el primer mandatario pidió a los fieles católicos de su país que le mostraran un selfie de Dios para probar que existe, de lograrlo, él renunciaría a la primera magistratura.
Este viernes Duterte nuevamente se dirigió a la iglesia católica al señalar que le pidió a Dios que garantice un lugar en el cielo a las víctimas de las ejecuciones extrajudiciales de su guerra contra las drogas «Disfruten de sus derechos humanos allí en el cielo porque Dios les prometió que las víctimas de las ejecuciones extrajudiciales irán al cielo».
Otra de las peticiones por parte del primer mandatario filipino a Dios fue»Que me reserve el lugar más caliente del infierno y que me queme hasta la eternidad».
La Corte Penal Internacional de la ONG Human Right Watch, denunció que las personas asesinadas desde que inició la práctica ascienden a más de 12.000.
Líder de la operación
Detrás de todo esto está el Jefe General de la Policía Nacional de Filipinas, Ronald de la Rosa, que ha dirigido con mano de hierro una campaña antidroga que ha arrasado comunidades predominantemente pobres.
Conocido como ‘La Roca’, de la Rosa se siente «orgulloso» de las cifras de muertos y es considerado el auténtico ejecutor de cada una de las redadas que se hacen en distintos puntos del país. Las imágenes de cuerpos ensangrentados en carreteras y calles han dado la vuelta al mundo y han colocado a Filipinas en el foco de las organizaciones en defensa de los derechos humanos, ya que muchos de los asesinatos son arbitrarios y sin pruebas, difundió el Mundo.
Ronald de la Rosa junto a la presidente Rodrigo Duterte
Habitantes de Filipina protestan
Filipinos han protagonizado protestas por los presuntos asesinatos extrajudiciales como parte de la guerra contra los narcos y consumidores de estupefacientes que ha emprendido el gobierno de Durterte quien es conocido por el apelativo de ‘El Castigador’.
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Filipinos protestan
“La guerra contra la droga es, en realidad, una guerra contra los pobres en la que también se incluye la privatización de servicios esenciales como la sanidad, la educación, o la vivienda protegida. Es más fácil eliminarlos que crear oportunidades para ellos”, sentencia Norma Dollaga, directora de la ONG Rise Up.
La «guerra contra las drogas» tuvo que suspenderse temporalmente dos veces por errores policiales en octubre de 2016 cuando un empresario surcoreano fue secuestrado y asesinado por varios agentes en Manila bajo el pretexto de posesión de drogas y en septiembre de 2017 cuando un estudiante de solo 17 años murió acribillado a tiros durante una operación antidroga.
Tras meses de investigación, en ambos casos ‘La Roca’ confirmó que niunguna de estas dos personas estaba involucrada en el narcotráfico.
Con información del Mundo
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