La toma de rehenes que tuvo lugar en la mañana de este martes en una iglesia de la localidad francesa de Saint-Etienne-du-Rouvray, en la región de la Alta Normandía, al norte de Francia, y que terminó con un cura de 84 años degollado, ha sido reivindicada por el Daesh (Estado Islámico).
Dos hombres armados con cuchillos fueron abatidos por la policía, tras retener a cinco personas: un sacerdote, dos monjas y dos fieles. Una religiosa, que huyó, fue quien dio la voz de alarma, según refirió un testigo a la publicación Le Figaro.
El presidente francés, François Hollande, aseguró que los secuestradores eran dos «terroristas que reivindicaron pertenecer a Estado Islámico y, poco después, el grupo terrorista dijo que los dos hombres eran dos de sus «soldados». Según algunos testigos citados por los medios locales franceses, ambos asaltantes gritaron «Alá es grande» durante el ataque.
El mandatario recordó que la amenaza del yihadismo «continua siendo muy elevada», porque su país está frente a una organización que le declaró una «guerra que va a librar con todos sus medios, pero respetando las leyes».
Por su parte, el portavoz del Ministerio del Interior de Francia, Pierre-Henri Brande, declaró que el acto de la toma de rehenes estaba planificado. «Pero puedo decir que, evidentemente, han sido acciones agresivas y deliberadas que, sin lugar a dudas, han sido preparadas de antemano», aseveró.
Aún se desconoce la identidad de los atacantes, pero según informaron medios franceses, uno de los dos estaba identificado por la policía y había estado en prisión preventiva desde 2015 después de ser detenido en Turquía cuando intentaba unirse al Daesh. En marzo quedó en libertad pero la policía lo tenía controlado mediante un brazalete electrónico.
El cura asesinado, identificado como Jacques Hamel, hacía 10 años que trabajaba en la iglesia. Los hechos ocurrieron mientras se estaba celebrando una misa y se habrían disparado una docena de tiros, informó France 3.
El papa Francisco expresó su «dolor» y «horror» por «la absurda violencia» después de los hechos de Francia, y habló de inmenso «dolor y preocupación» de la Santa Sede por lo ocurrido.
Este ataque ocurre en un mes donde han sucedido varios hechos que han conmocionado a Europa. El pasado 14 de julio, en la cosa Azul francesa, en Niza, un atentado causó la muerte de 84 personas durante las celebraciones de la Fiesta Nacional de Francia, agresión reivindicada por el grupo terrorista Daesh. En respuesta al ataque, el Gobierno galo prolongó el estado de emergencia por seis meses.
El lunes 18 de julio, un joven refugiado afgano, armado con un hacha y con un cuchillo de cocina, dejó tres heridos en un tren que circulaba en la región meridional de Baviera, en Alemania. La organización yihadista también reclamó la autoría de ese ataque.