Hiroshima y Nagasaki: la destrucción que EE. UU. promovió en nombre de la «democracia»

Hiroshima y Nagasaki: las bombas nucleares que iniciaron la hegemonía de EE

Hiroshima y Nagasaki: la destrucción que EE. UU. promovió en nombre de la «democracia»

Autor: María de Jesús Bonnier

Una historia que se repite una y otra vez, desde el fin de la II Guerra Mundial, EE. UU. miente, desinforma, compra conciencias y destroza no sólo ciudades, sino iconos culturales, todo en nombre de la Libertad y la democracia, pero al fondo todo huele a petróleo, materias primas, robo.

Hiroshima y Nagasaki: las bombas nucleares que iniciaron la hegemonía de EE. UU. en el mundo constituyeron un gran «atentado terrorista» perpetrado en nombre de la democracia. La Segunda Guerra mundial había terminado, pero Estados Unidos necesitaba demostrar al mundo su fuerza hegemónica.

Las actuales tensiones nucleares generadas por Estados Unidos contra Irán y Corea del Norte han llevado a los líderes mundiales a recordar la importancia de luchar por la paz y evitar la repetición de episodios trágicos como el ataque nuclear efectuado en Japón para forzarlo a rendirse durante la II Guerra Mundial.

Las ruinas de Nagasaki después de la explosión. (Photo by Hulton Ar/Getty Images)

La ONU, sólo recuerdos y palabras

En conmemoración de tan nefasta fecha, el secretario general de la ONU, António Guterres, recordó este martes la fortaleza de los sobrevivientes de los bombardeos atómicos en Hiroshima y Nagasaki, y recordó las desastrosas consecuencias que puede tener una guerra nuclear.

«No hay un caso más sólido para un mundo libre de armas nucleares que las historias de los sobrevivientes de los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, algunos de los cuales conocí el año pasado en Japón», escribió Guterres.

«Estamos en deuda con ellos por su valentía al recordarnos a todos sobre el costo humano de la guerra nuclear», apuntó el máximo representante de Naciones Unidas.

Precisamente, este martes Japón conmemora 74 años del bombardeo atómico en la ciudad nipona de Hiroshima, y lo hace en medio de debates referidos a si el país debe sumarse o no al tratado de la ONU sobre la prohibición de armas nucleares.

Mientras algunos sectores consideran que es muy necesario hacerlo, el primer ministro japonés, Shinzo Abe, justifica la negativa de adherirse al pacto internacional porque «no se basa en los aspectos reales de la seguridad».

No obstante, en una conferencia de prensa este martes, manifestó que está dispuesto a hacer de mediador con países que aún disponen armamento atómico.

Recuento histórico

El 16 de julio de 1945 EE. UU. realizó la primera prueba de un arma nuclear en el desierto de Alamogordo (Nuevo México, EE. UU.). El 6 y 9 de agosto del mismo año, lanzó las primeras bombas atómicas sobre las ciudades de Hiroshima (al oeste de Japón) y Nagasaki (sobre la costa sudoeste de Kyushu, Japón).

La versión de EE. UU. fue que necesitaba hacer esto para evitar la muerte de miles de soldados norteamericanos. Sin embargo, Japón a esa altura de la guerra ya estaba derrotado.

El objetivo era político-militar

EE. UU. se proponía, desde el inicio de la guerra, definir el reparto del mundo a su favor y consolidar su hegemonía, así como Alemania se había propuesto dominar Europa. Los dos recurrieron al terrorismo de Estado, al racismo y el genocidio para exterminar en masa a millones de personas y lograr sus objetivos.

Las bombas fueron para derrotar a las masas, pero no a los imperialistas japoneses: La exigencia de rendición incondicional de Japón de los “aliados” durante la Conferencia de Postdam en julio de 1945 fue sólo para los militares.

Los aliados debatieron si preservar al emperador de Japón, Hirohito, que luego de dirigir la guerra había decidido, en junio de ese año, cambiar el Gobierno para favorecer la negociación con los aliados. Al mismo tiempo, las masas japonesas eran bombardeadas cuando ya no había objetivos militares.

En marzo de 1945, el primer bombardeo a Tokio destruyó el 50 % de la ciudad. Durante mayo, junio y julio, otras ciudades japonesas fueron destruidas bajo las bombas de napalm de los Aliados. Algunos calculan que los muertos ya llegaban a un millón, antes de Hiroshima y Nagasaki (donde murieron casi 200.000 personas y los efectos radiológicos continuaron durante decenas de años).

Imponer su democracia “atómica” a las masas del mundo

Las bombas atómicas fueron la culminación de los bombardeos a las masas que comenzaron los aliados desde el desarrollo de procesos revolucionarios en Europa y Asia en 1943.

Entre este año y 1947, mientras EE. UU. fundaba su “democracia” y su “libertad”, al mismo tiempo que se mostraba como el “liberador” de las colonias, millones de trabajadores, pobladores, hombres, mujeres y niños murieron bajo sus bombas (y las de Gran Bretaña y Francia) en Roma, Grecia, Alemania (en especial Dresde), Argelia, India, Madagascar y otras ciudades.

Abortando y derrotando las revoluciones proletarias, el imperialismo logró imponer su continuidad y sus “democracias” basadas en millones de muertos.


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