Más de 140 hospitales y centros de salud fueron bombardeados y en muchos casos destruidos en los últimos diez meses en Yemen, donde se le atribuye ese pavoroso promedio de casi dos ataques por mes a las fuerzas armadas de Arabia Saudita, que desde marzo pasado encabeza una coalición que se propone el exterminio de los rebeldes chiítas.
Según Juan Prieto, coordinador de la organización humanitaria Médicos sin Fronteras (MSF), los bombardeos se produjeron por tierra y aire, “pese a que todas las estructuras atacadas están claramente identificadas”.
De acuerdo con lo informado por distintas fuentes de la ONU, unas 6000 personas murieron desde que la coalición de naciones de la región lanzó una campaña de ataques aéreos contra los chiítas que controlan gran parte del país, el más pobre del mundo árabe.
Desde entonces, los bombardeos de la coalición y los combates entre los rebeldes hutíes y sus aliados, y las tribus y las milicias que siguen al presidente Abdo Rabu Mansur Hadi –exiliado en Arabia Saudita– hicieron del país un gran campo de batalla, en el que además de los civiles muertos fueron destruidas varias ciudades.
Prieto denunció que “los hospitales y los centros de salud, que deberían ser lugares seguros, de curación para la población, ya no parecen ser sitios aptos para recibir a los pacientes o para el personal que trabaja allí”. El coordinador de la organización humanitaria recordó que en octubre del año pasado los aviones de Estados Unidos habían destruido un hospital de MSF en Afganistán, provocando más de 20 muertos entre pacientes y profesionales, y generando conmoción entre distintas organizaciones internacionales, que denunciaron lo ocurrido. Por ese motivo, dijo Prieto, lo que «sucedido en Yemen vemos que los supuestos salvadores de los pueblos no respetan el derecho humanitario y las convenciones internacionales”.
Por ello exigió que “su trabajo y los edificios donde trabajan (los empleados médicos) deberían ser especialmente respetados, ya que la situación actual es un desastre”. El último de los ataques denunciados por MSF se registró el 10 de enero, cuando un poderoso artefacto impactó contra el frente del hospital Shiara, en el distrito de Razeh fronterizo con Arabia Saudita y principal enclave de los rebeldes hutíes. En ese ataque perdieron la vida seis personas, la última de ellas ayer, como resultado de las heridas recibidas. Agregó que aún quedan siete heridos graves.
Según el vocero de MSF, ese centro sanitario fue golpeado tres veces en el último año, por lo que “está considerado como un lugar peligroso por la población, que cree que los hospitales son objetivos de guerra e intenta evitarlos”. Prieto señaló que “los únicos casos que aún recibimos son emergencias”, y agregó que los que sí han vuelto al hospital son los trabajadores de MSF, “pese a que se sienten inquietos y amenazados”. La entidad humanitaria insistió en la necesidad de volver a la normalidad y reforzar el equipo, al igual que intentar clarificar lo sucedido “para establecer responsabilidades y garantizar la seguridad del personal”.
En cuanto a la población de la zona, Prieto destacó que “ante todo necesita protección. Esta es un área rica, con recursos, por lo que las necesidades básicas están más o menos cubiertas, a diferencia de otras zonas del Yemen, donde hay dificultades para conseguir comida y agua, para llevar alimentos a los niños y ancianos. Aquí la amenaza es la guerra en sí”, destacó. El pasado 3 de diciembre Arabia Saudita bombardeó un hospital de campaña de MSF en la ciudad meridional de Taiz, donde nueve personas resultaron heridas. En octubre, otro hospital apoyado por MSF había sido completamente destruido en el distrito norteño de Haydan, en Saada.
Fuente: InfoNews