Las fuerzas de seguridad afganas usan cada vez más escuelas como bases para sus operaciones militares contra los talibanes, lo que pone en peligro la vida de miles de niños y su educación, denunció la organización defensora de los derechos humanos Human Rights Watch (HRW) en un informe publicado hoy.
«No solo los talibanas causan daño a los niños. Los niños se ven amenazados por aquellos que deben protegerlos», dijo la encargada de HRW para Afganistán, Patricia Gossman.
De esta manera, las escuelas se convierten en objetivo de los ataques de los islamistas talibanas, advirtió. Del informe de HRW no se desprende cuántas escuelas están afectadas en todo el país por esta situación. El informe se centra en 12 escuelas en la provincia norteña de Baghlan.
Sin embargo, HRW cita en su informe muchos ejemplos. Según éste, la policía afgana ya había tomado en 2010 una escuela secundaria en el pueblo de Postak.
Durante un ataque talibán, siete policías murieron abatidos a tiros en una aula. La policía regresó en 2015 y estableció un puesto en el piso bajo de la escuela mientras que continuaba la enseñanza en la planta situada arriba. Cuando los profesores protestaron, el comandante de la policía disparó hacia ellos para ahuyentarlos, señala el informe.
Otro ejemplo es el de un instituto de enseñanza media en la localidad de Kalai Juasha, donde estudiaban 1.850 chicos y chicas. Durante enfrentamientos en la zona a principios de este año, entre 20 y 30 soldados se estacionaron en la escuela, desde donde combatieron a los talibanes, según el informe de HRW. Varias aulas, techos y mucho material didáctico habría quedado destruido.
La organización defensora de los derechos humanos llamó al Gobierno afgano y a las fuerzas de seguridad a poner fin al uso de instalaciones de enseñanza como bases militares y a tomar medidas serias contra esta práctica, incluyendo la persecución judicial de aquellos que usan escuelas como bases, «sea cual sea su rango».
En otro orden de cosas, los talibanes ahorcaron en la remota provincia de Farah, en el suroeste de Afgabnistán, a tres soldados, dos policías y un civil, acusados de colaboración con el Gobierno, informó hoy el jefe de las operaciones policiales en la región, Mohamed Kul Alamiar. Los seis hombres ya habrían sido ahorcados el jueves de la semana pasada. Previamente, los acusados habrían sido sometidos a juicio ante un tribunal talibán después de haber sido secuestrados.