Con la llegada de las fiestas navideñas, comunidades racializadas en Estados Unidos y otros países como España y Holanda, llevan años tratando de representar a Papá Noel con otros colores de piel a fin de promover la diversidad y para abrir el debate sobre los orígenes de este personaje.
Un ejemplo lo constituye Larry Jefferson, veterano del ejército, quien en 2016 rompió con el molde de Santa Claus anciano gordinflón, de mejillas rosadas, barba larga, traje rojo y piel blanca predominante en la decoración navideña, anuncios, películas y centros comerciales.
Jefferson se convirtió en el primer Papá Noel afrodescendiente en los más de 20 años de esta tradición en el Mall Of America, el centro comercial más grande de Estados Unidos, ubicado en Minnesota.
«Me encanta llevar la alegría, la esperanza, la paz y el amor a todos, especialmente durante las fiestas», apunta Jefferson en una entrevista con El Diario, de España. Agrega que «es importante que los niños vean una representación que fomente la inclusividad, la diversidad y les ayude a identificarse con el personaje”.
Niños afroamericanos, blancos, asiáticos e hispanos se acercan a conocer a “Santa Larry”, una iniciativa que cuenta con la aprobación y admiración de muchos padres.
Desde que la historia de Jefferson ocupó titulares en el mundo, los Papá Noel negros se han multiplicado en el país. «Ahora hay más ‘Santas’ de color. Pero tengamos en cuenta que solo hay un Santa Claus que está en el Polo Norte y todos somos sus ayudantes», afirma.
El racismo presente en Navidad
Belinda y Fritz Richard, una pareja negra de Oregón, descubrió una semana antes de Navidad que su muñeco inflable de Papá Noel negro, colocado en el jardín, estaba en el suelo pinchado y cortado, solo por ser diferente al resto de los que decoraban el vecindario.
«Puedo entender que a alguien no le guste un Papá Noel negro, pero destrozarlo va más allá de ofenderse. Va al racismo», declaró la pareja a la cadena de televisión ABC.
No es la primera vez que la sociedad estadounidense se cuestiona por qué Papá Noel no puede ser negro. El debate sobre el color de piel de este personaje se reabrió en 2013.
Ese año, la escritora afroamericana Aisha Harris escribió el artículo “Santa Claus ya no debería ser más un hombre blanco”, en el que describía su propia experiencia cuando era una niña y su familia se empeñaba en que el personaje tuviera la piel oscura en sus tarjetas y adornos.
«Cuando eres un niño y estás inundado con las imágenes de un pálido visitante de temporada, y te das cuenta que incluso algunas familias negras decoran sus casas con Papás Noel blancos, es probable que aceptes ese punto de vista a pesar de las nobles intenciones de tus padres», aseguraba Harris.
Añadió, «que este hombre genial y alegre solo pueda ser visto como blanco y, en consecuencia, que un Papá Noel de cualquier otro color sea una “broma” o una oportunidad para evitar los estereotipos racistas, ayuda a perpetuar la noción de “blanco por defecto” endémica de la cultura estadounidense”.
A sus señalamientos, la presentadora de Fox News, Megyn Kelly, no tardó en responderle en su programa tajantemente con la frase: «Santa Claus y Jesucristo eran blancos».
Tradición o visión eurocéntrica
Para algunos, el personaje ficticio tiene su base en la figura de San Nicolás, un obispo del siglo IV nacido en el territorio que actualmente ocupa Turquía.
La polémica es histórica. En los años 60′, el movimiento de derechos civiles puso el foco en esta figura para reclamar la igualdad. Uno de sus líderes la definió como «uno de los símbolos establecidos del racismo», después de que un centro comercial de Cincinnati rechazara contratar a un Papá Noel negro, según informa la BBC.
«Estamos tan bombardeados por imágenes caucásicas de cosas que se consideran buenas, que quiero que mis hijos también tengan la experiencia», dijo en 2015 Crystal Mozell, que llevó a su nieta a ver a un “Santa” negro, a International Business Times.
El caso de Baltasar, el rey mago negro
En España, a diferencia de otras regiones, los obsequios y las ilusiones llegan a los hogares de los niños cada 6 de enero, de manos de los reyes magos. En la Biblia, estos personajes son solo los «magos de Oriente»–sin nombre, número, género, ni origen–, pero desde la Edad Media se popularizaron las representaciones del rey Baltasar como un hombre negro.
Sin embargo, cuando se trata de encarnarlo en tradicionales cabalgatas, desfiles o entregas de cartas, lo hacen con personas blancas con la cara pintada con betún y los labios grandes y rojos.
Esto hace que anualmente colectivos y activistas alcen su voz contra esta práctica, conocida a escala mundial como blackface, por considerarla racista y denigrante. Cuyos orígenes se remontan a episodios históricos como la esclavitud, popularizada en los teatros y los musicales estadounidenses en el siglo XIX.
Un ejemplo es la centenaria cabalgata de la localidad alicantina de Alcoi, que ha recibido críticas por maquillar de negro a cientos de pajes, conocidos popularmente como “negrets”, que acompañan al rey Baltasar en su cometido.
«El tema de las tradiciones es algo peliagudo, no podemos esconder detrás de estos actos anacrónicos que ofenden a un sector de la población, porque estereotipa, ridiculiza, no incluye y falsifica nuestra imagen. (…) Estamos aquí y nos duele vernos como una payasada sin personalidad, sin matices, sin humanización», sostenía el equipo de la revista Afroféminas hace un año.
Algunos resultados
Las iniciativas ciudadanas y las campañas de denuncia –como pintar de blanco a hombres negros para caracterizarlos de Melchor y Gaspar– han tenido como resultado que cada vez más ciudades abandonen la práctica y ahora sean hombres afrodescendientes los que se vistan del rey Baltasar en sus cabalgatas.
Este año, la campaña #BaltasarDeVeritat [Baltasar de verdad] hizo ese reclamo para los desfiles de Catalunya, recogiendo el testimonio de menores que aseguran que no acuden a la celebración porque sienten que el Baltasar pintado los caricaturiza.
El paje “Pedro el negro” en Holanda
En Holanda existe una figura famosa, se trata Zwarte Piet, el paje que ayuda a San Nicolás a repartir dulces y regalos a los niños que se han portado bien cada 25 de diciembre.
La tradición podría estar exenta de polémica de no ser porque, como en algunas partes de España, este personaje –que significa “Pedro el negro”, es encarnado por jóvenes blancos que se maquillan la cara de negro, llevan el pelo rizado y los labios rojos exagerados, y se comportan de forma alocada.
Sus detractores critican que la tradición por considerar que resulta humillante, además de racista, al recordar el pasado esclavista en los Países bBjos.
Quinsy Gario, uno de los impulsores de la campaña “Zwarte Piet es racismo”, afirma estar “decidido a hacer que ‘Pedro el negro’ sea simplemente ‘Pedro’, una figura sin distinción racial”, y de esta manera darles a los niños una tradición capaz resistir el paso del tiempo.
Se suma la ONU
A las críticas se unió las Naciones Unidas, organismo que en 2015, a través del Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial, pidió al Gobierno holandés que eliminara las características de la figura que reflejan «estereotipos negativos».
«El personaje de ‘Pedro el negro’ a veces se representa de manera que refleja estereotipos negativos de las personas de ascendencia africana y muchos lo perciben como un vestigio de esclavitud, perjudicial para la dignidad y la autoestima de los niños y adultos afrodescendientes», concluyó.
En este caso, los esfuerzos no han servido de mucho, porque “Pedro el negro” sigue acompañando a San Nicolás por las calles de Holanda, también en Bélgica.
https://www.elciudadano.cl/tendencias/descubre-a-gruss-vom-krampus-el-anti-papa-noel/12/25/
https://www.elciudadano.cl/tendencias/monstruos-de-navidad/12/22/