Al menos 360 familias españolas luchan para mantener sus empleos, luego de que la multinacional danesa Vestas decidiera despedir a la totalidad de la plantilla de su planta de aerogeneradores, ubicada en la provincia de León.
El argumento utilizado por la compañía para introducir un recurso de despido colectivo fue la baja demanda de los motores eólicos que se producen en la fábrica de la localidad de Villadangos del Páramo, desde donde se comercializan en el sur de Europa.
Los trabajadores se mantienen en huelga indefinida desde el pasado 16 de julio, luego de que la compañía anunciara que trasladaba tres de las cuatro líneas de producción de la fábrica de Villadangos del Páramo a China e India.
Desde entonces, el conflicto ha sido continuo, con manifestaciones en León y en la sede de la compañía en Madrid, paralizaciones parciales hasta llegar al paro indefinido y la instalación de un campamento de trabajadores en las inmediaciones de la fábrica.
Un cierre insospechado
El anuncio del cierre de operaciones de la planta, y el respectivo despido de la plantilla, sorprendió tanto a la población, como al Gobierno regional y nacional.
La fábrica lideró proyectos de desarrollo de ingeniería, fue galardonada varias veces como factoría más eficiente de Vestas, e incluso sirvió de centro de formación de trabajadores de otros países.
Se calcula que desde 2007, la empresa recibió ayudas públicas por el orden de los 15 millones de euros (17 millones de dólares), de los cuales 12 millones corresponden a incentivos regionales para la ampliación de la fábrica.
Otra parte eran ayudas para inversiones y la creación y mantenimiento de empleo durante un plazo de cinco años. Plazo que se cumplió a finales de junio pasado, precisamente cuando Vestas comunicó que cerraba las líneas de producción.
“Todavía no entiendo cuáles son las razones reales del cierre de la planta de León, que es muy moderna y muy competitiva”, aseguró Pilar del Olmo, consejera de Economía y Hacienda.
Sin embargo, muchos consideran que la decisión de la empresa danesa se basa en un tema monetario, ya que busca mano de obra más barata en otros países.
Negociación y culpas
El Gobierno de Pedro Sánchez abrió “una línea de negociación permanente y directa, al más alto nivel” para evitar el cierre de la fábrica y/o encontrar alternativas económicas para la localidad y sus habitantes. Sin embargo, ha responsabilizado de la situación de Vestas en León al anterior Ejecutivo.
Desde el Ministerio de Transición Ecológica se afirma que el Gobierno de Mariano Rajoy “no apostó por el desarrollo de energías renovables ni anticipó la necesaria transición hacia un nuevo modelo.Es en este anterior contexto en el que se enmarca la decisión del cierre de la planta de Vestas en León”.
La planta genera más de 1.500 empleos indirectos
El cierre de la factoría afectaría no sólo a los 362 trabajadores de Vestas, sino a los más de 1.500 empleos indirectos de las empresas auxiliares, por lo que la medida ha conmocionado a toda la provincia de León.
“No había otra empresa como esta en León”, señaló Cristina Cabero, de 42 años, quien entró a trabajar en Vestas hace una década. “Eran buenos el sueldo, las vacaciones, los horarios, las horas extra…”, relató a El País.
El sueldo medio era de unos 1.100 euros netos al mes. Eso antes de que empezara la huelga. Ahora los trabajadores sobreviven con los pocos centenares de euros de la parte proporcional de la paga y sus ahorros.
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