Investigadores africanos se rebelan contra el uso de la ciencia como mercancía

Desde que en el año 2001 se descodificó el primer genoma humano. El continente africano es escenario de gran parte de recolección de datos

Investigadores africanos se rebelan contra el uso de la ciencia como mercancía

Autor: Oscar Morffes

El continente africano está siendo escenario de gran parte de esa recolección de datos genéticos por científicos de otros países, lugar donde aparecieron los primeros antepasados del planeta.

Los distintos grupos de población africana contienen interesantes variaciones para entender los cruces genéticos que dieron forma,  de cómo nos movemos, alimentamos y las enfermedades que todavía las sociedades sufren, pero los científicos africanos ya están observando como las viejas dinámicas del colonialismo vuelven a hacer  las grandes potencias mundiales dedicadas a explotar los recursos y ofrecer nada a cambio.

A causa de la falta de recursos, hay pocas instituciones científicas en África que puedan llevar a cabo en solitario investigaciones de este tipo, que en muchos casos requieren complejos equipos informáticos capaces de procesar miles de datos con velocidad. Por eso, los equipos que tienen interés en investigar en este campo a menudo tienen que asociarse y aceptar las condiciones de grupos de otros países. Y esas condiciones muchas veces dejan muy poco margen y resultado para los científicos locales.

Es por eso que los africanos han decidido tomar cartas en el asunto y han publicado una guía de buenas prácticas para exigir y desarrollar investigaciones genéticas en África. Detrás del documento está la Human Heredity and Health in Africa (H3Africa) Initiative, un consorcio que apoya y promueve investigaciones biomédicas en el continente.

«El hecho de compartir datos para contribuir al bienestar de otros sería algo ampliamente respaldado en África. Pero eso siempre debe ir unido a la reciprocidad, debe hacerse de una forma responsable, con el aporte de todos los involucrados y con mecanismos que obliguen a los equipos de investigación a hacerse responsables y a dar explicaciones de sus actos», explican los autores del documento, que aseguran que así los africanos podrán participar y contribuir al avance en este campo de innovación.

La idea es que esta guía dé ideas y estrategias a los científicos africanos a la hora de negociar con sus socios extranjeros. Los marcos temporales son especialmente críticos debido al desequilibrio en capacidad de computación de unos y de otros, así que una forma de evitar el saqueo de datos podría ser, por ejemplo, exigir periodos de embargo durante los cuales investigadores que no hayan participado en la recogida de datos no puedan publicar resultados basándose en ellos.

A nadie se le escapa que no será fácil conseguir que estas reglas sean respetadas. Los científicos africanos juegan en desventaja económica, lo cual puede mermar su capacidad para imponer condiciones a la hora de pactar las condiciones de futuras colaboraciones científicas.

 

 

 

 

 


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