Un informe publicado ayer por Naciones Unidas revela que entre enero de 2014 y octubre de 2015 por lo menos 18.802 civiles murieron, 36.245 quedaron heridos y más de 3,2 millones se convirtieron en desplazados internos, entre los cuales se encuentran más de un millón de criaturas en edad escolar. A estas cifras, hay que añadirle el número de personas que murieron como consecuencia indirecta de la violencia, ya sea por falta de alimentos, agua o atención médica.
El alto comisionado de Naciones Unidas por los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein, advirtió que «este informe pone de manifiesto el sufrimiento permanente de los civiles en Irak e ilustra con crueldad de qué huyen los refugiados iraquíes que intentan llegar a Europa». Y agregó: «Este es el horror al que se enfrentan en sus países de origen».
Estado Islámico (EI) aprovechó la situación de caos desencadenada en el país tras la invasión norteamericana y las políticas sectarias contra las comunidades suníes impuestas desde el gobierno de Bagdad, para llevar a cabo su ofensiva.
Los yihadistas ocuparon grandes extensiones de territorio iraquí desde que controlaron la frontera con Siria en 2014, entre ellas Mossul, la segunda ciudad del país. A pesar de eso, en los últimos meses el EI ha sufrido importantes retrocesos gracias a los bombardeos de la coalición internacional, la intervención rusa y los peshmergas kurdos del norte del país.
El organismo internacional también constató que entre 800 y 900 niños de Mossul han sido secuestrados por los yihadistas para obligarles a combatir y acusa al EI de atacar zonas civiles y usarlas como escudo humano infiltrando sus milicianos en barrios donde no hay combates.
En relación a la violencia sexual, publica que unas 3.500 mujeres y niñas, sobretodo de la comunidad kurda yazidí, que son vendidas como esclavas sexuales o entregadas como recompensa a quienes perpetran ejecuciones.
Desde Naciones Unidas también denunciaron el actuar sin respeto a la población civil en zonas de mayoría suní, las detenciones arbitrarias masivas, expulsiones y ejecuciones ilegales llevados a cabo por el ejército iraquí, de mayoría chií.
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