Israel ha ejecutado una serie de ataques aéreos masivos en el sur del Líbano, afectando zonas civiles y generando una escalada de violencia que pone en riesgo los frágiles acuerdos de paz. Más de 20 bombardeos fueron reportados en áreas como Muraisa, Wadi Al-Zagharin y Barghaz, dejando infraestructura destruida y carreteras cortadas. Estos actos, justificados por Israel como operaciones de inteligencia, han sido condenados por las autoridades libanesas como una violación flagrante de la soberanía nacional.
La violencia no se limita a los ataques aéreos. Israel también ha llevado a cabo operaciones de rastreo en la aldea de Kfar Shouba, donde más de cinco civiles resultaron heridos. Desde la entrada en vigor del acuerdo de alto el fuego en noviembre de 2024, Israel ha registrado más de mil violaciones, incluyendo bombardeos, sobrevuelos y disparos de ametralladoras. El saldo de estas agresiones es alarmante: cerca de 400 muertos y heridos, según reportes locales.
Además de los ataques militares, Israel ha protagonizado una incursión territorial, escoltando a cientos de colonos a zonas cercanas a la frontera con Palestina ocupada. Esta acción ha sido denunciada por el Ejército libanés como una transgresión inaceptable y una violación de la resolución 1701 de la ONU, que busca garantizar la estabilidad en la región.
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Las autoridades libanesas han expresado su preocupación por el desprecio de Israel hacia las leyes internacionales. «Estas acciones reflejan una política sistemática de agresión y desestabilización», declaró un portavoz del gobierno libanés. La comunidad internacional ha sido llamada a intervenir para evitar una escalada mayor.
Fotografía: Redes
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