La policía israelí ha prohibido este viernes a los hombres menores de 50 años acceder a la Ciudad Vieja de Jerusalén y a la Explanada de las Mezquitas, impidiendo que participen en la oración musulmana del viernes. «La entrada a la Ciudad Vieja y al Monte del Templo [Explanada de las Mezquitas para los musulmanes] queda limitada a los hombres de 50 años o más y a las mujeres de cualquier edad», ha anunciado la policía en un comunicado.
Esta medida llega en un clima de gran tensión, tras la decisión de la policía israelí de instalar detectores de metales en la entrada de la Explanada de las Mezquitas,una medida rechazada por los palestinos. El Gobierno israelí afirma que no retirará los detectores de metales instalados en tres entradas de ese lugar santo musulmán tras el atentado de hace una semana —en el que murieron dos policías y sus tres atacantes— y se esperan protestas multitudinarias en el lugar este viernes, día de rezo musulmán.
«Israel está decidido a mantener el statu quo en el Monte del Templo [Explanada de las Mezquitas] y la libertad de acceso a los lugares santos», indicó la oficina del primer ministro, Benjamín Netanyahu, esta madrugada en un comunicado emitido tras cuatro horas de reunión con el Gabinete de Seguridad. «El Gabinete ha autorizado a la policía que garantice el libre acceso a los lugares sagrados, al tiempo que mantiene la seguridad y el orden públicos», añadió la nota.
El portavoz de la policía israelí, Micky Rosenfeld, ha anunciado esta mañana que esta jornada se permitirá entrar al complejo de Al Aqsa a hombres mayores de 50 años y mujeres de todas las edades. La noche de este jueves se produjeron nuevos enfrentamientos en las inmediaciones de la Explanada de las Mezquitas entre manifestantes palestinos y policías israelíes que causaron 22 heridos, según medios locales. Los testigos relataron a Efe que la policía dispersó a cientos de manifestantes, muchos de los cuales lanzaban piedras, utilizando docenas de granadas de estruendo.
La policía cerró el acceso a la explanada durante dos días y canceló las oraciones del pasado viernes en Al Aqsa después del ataque en el que los policías drusos israelíes Hael Satawi y Kamil Shanan fueron asesinados por tres atacantes árabes israelíes, abatidos a su vez por las Fuerzas de Seguridad israelíes. El domingo, las autoridades israelíes abrieron de nuevo el complejo, pero después de haber instalado unos arcos detectores de metales que los fieles musulmanes debían atravesar.
En respuesta a esta nueva medida de seguridad, que los fieles rechazan y entienden como un cambio de statu quo del tercer lugar más sagrado para los musulmanes, se registraron disturbios, tanto en las inmediaciones de Al Aqsa como en diferentes barrios de Jerusalén Este ocupado. Tras el llamamiento del muftí, líder religioso musulmán, para que los fieles se acerquen este viernes, día santo musulmán, al complejo de Al Aqsa y no a otras mezquitas, en protesta por los detectores de metales, los agentes del orden israelíes se preparan para la posible aglomeración en las callejuelas de la Ciudad Vieja de miles de fieles.
El Ejército israelí puso este jueves en alerta cinco batallones, por si fuese necesario intervenir en la ciudad. El recinto, situado en territorio ocupado, es uno de los puntos más explosivos del conflicto palestino israelí, acoge la mezquita de Al Aqsa y la Cúpula de la Roca y es el tercer lugar santo para el islam, mientras que para el judaísmo se trata del primer lugar sagrado y es conocido como Monte del Templo.