Italia lo volvió a hacer. Dos semanas después de cerrar sus puertos a la embarcación Aquarius e impedir el ingreso de centenares de inmigrantes rescatados en altamar, ahora cierra el acceso a un barco de la ONG Lifeline, que porta bandera holandesa y que socorrió en las últimas horas a 224 personas en el Mediterráneo, cuando se dirigían desde Libia hacia Europa.
La organización había solicitado este jueves que las autoridades italianas le concedieran permiso para atracar en algún puerto del país. «Esperamos que las autoridades competentes actúen de acuerdo con el derecho internacional y las directrices de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) sobre el tratamiento de las personas rescatadas en el mar», según un comunicado.
Asimismo, reconoció que temían enfrentarse a una situación similar a la que vivió el buque Aquarius, de SOS Méditerranée y Médicos Sin Fronteras, al que el Ejecutivo italiano prohibió, el pasado 10 de junio, atracar en sus puertos y desembarcó una semana después en España, con 630 inmigrantes a bordo.
«Los vamos a investigar»
La respuesta del Gobierno de Roma a Lifeline fue la de permitir el ingreso a puerto de la embarcación, pero no por razones humanitarias, sino para investigarlos. El ministro de Infraestructuras y Transportes, Danilo Toninelli, ordenó que los 224 rescatados sean trasladados a barcos de la Guardia Costera y que la embarcación de la ONG sea conducida a un puerto en Italia para ser investigada.
Toninelli grabó un mensaje en la red social Facebook y leyó un comunicado del Gobierno holandés en el que asegura que esa nave «porta ilegalmente la bandera holandesa». En ese contexto, el Ministro señaló que «si esta noticia se confirma, es una embarcación que no debería poder navegar en las aguas del Mediterráneo».
El nuevo gobierno italiano criminaliza a las organizaciones de salvamento y le es indiferente el destino de miles de personas que día tras día arriesgan sus vidas cruzando el Mediterráneo en débiles embarcaciones. Mientras tanto, agudiza la vista para verificar las condiciones de la nave que efectúa los rescates,
El ministro dijo que el barco tiene 30 metros y capacidad para 50 personas (ahora transporta 224 pasajeros), por lo que no está equipada para socorrer a migrantes en el Mediterráneo. Será investigada para verificar, primero, si lleva legalmente la bandera holandesa y, después, si está «poniendo en peligro la vida» de los rescatados.
Añadió que los guardacostas italianos habían avisado a sus colegas libios de la necesidad de asistir a una embarcación a la deriva y de hacerse cargo del rescate, pero Lifeline ignoró este procedimiento e intervino «actuando contra cualquier regla del derecho internacional».
Es conocido que de Libia es precisamente desde donde huyen los migrantes. Se trata de un país que, luego de la invasión de fuerzas militares de Estados Unidos y sus aliados europeos, se convirtió en un territorio de tragedias humanas, con un gobierno que no actúa para salvar vidas ni para impedir las mafias de traficantes de personas.
La solución de Toninelli
Según el ministro Toninelli, la única solución es crear centros de registro de refugiados que gestionen las peticiones de asilo en los países de tránsito de estas personas, «concertando acuerdos con la misma Libia», y de esa manera se cerraría la ruta del Mediterráneo.
Además de Lifeline, las autoridades italianas investigarán a otra ONG que navega en el Mediterráneo con bandera holandesa, Seefuchs, ya que, según Toninelli, tampoco tiene permiso para llevarla.
Desgraciados, los llama Salvini
En paralelo, el ministro del Interior, Matteo Salvini, de la ultraderechista Liga que conforma el Gobierno, recalcó que las ONG que operan en el Mediterráneo central para rescatar a inmigrantes «no tocarán suelo italiano».
Colgó un vídeo en redes sociales sobre la situación de la ONG en cuestión y subrayó que «la Guardia Costera italiana» les había dicho que «no se movieran, que se ocupaba Libia».
«Pero estos desgraciados, incluso poniendo en peligro la vida de los inmigrantes en esos botes, no han escuchado a nadie y han intervenido cargando su cantidad de carne humana a bordo», acusó el político populista.
Confirmó que el Ejecutivo italiano trabaja para «acabar con la mafia de la inmigración clandestina que causa miles de víctimas» y cargó contra los «taxis del mar que luego desembarcan en Italia».
El ministro de Desarrollo Económico y Trabajo y Políticas Sociales, Luigi Di Maio, criticó vía Twitter al presidente de Francia, Emmanuel Macron, y lo acusó de hipocresía por defender la solidaridad con los refugiados y cerrar al mismo tiempo el paso fronterizo de Ventimiglia. Dijo que «la solidaridad o es europea o no lo es».