En los últimos meses, las acciones de Tesla han experimentado una caída vertiginosa, dejando a muchos inversores y analistas preocupados sobre el futuro de la compañía. Después de un espectacular aumento del 91% en el valor de las acciones tras las elecciones de 2020, el precio de Tesla ha caído un 45% desde su punto más alto, reflejando la creciente incertidumbre que rodea a la empresa.
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Elon Musk, quien inicialmente se había presentado como un visionario en el mundo de los automóviles eléctricos, parece estar viendo cómo su perfil político y empresarial comienza a afectar a Tesla. La asociación estrecha de Musk con el expresidente Donald Trump y su presencia en su administración han generado tanto apoyo como oposición, lo que ha dejado una huella en la percepción pública de la marca Tesla.
Las malas noticias no se limitan a la caída de las acciones. Las ventas de Tesla también están en declive en mercados clave como Europa y China. A pesar de un aumento global del 34% en las ventas de vehículos eléctricos en Europa, Tesla reportó una caída del 50% en sus ventas. En China, el segundo mayor mercado de la empresa, las ventas disminuyeron un 29% en los primeros meses del año.
Los analistas señalan que la competencia, especialmente de los fabricantes de automóviles chinos, está ejerciendo presión sobre la compañía. En Estados Unidos, la situación no mejora; las ventas de Tesla cayeron un 16% de diciembre a enero, lo que ha generado más dudas sobre las perspectivas de crecimiento a corto plazo.
El creciente descontento con Musk no solo proviene de la competencia, sino también de su creciente protagonismo político. Su papel visible en la administración Trump ha polarizado a muchos, afectando la fidelidad de los consumidores. Según un estudio reciente, la tasa de lealtad de los compradores de Tesla en los estados demócratas ha disminuido considerablemente, lo que refleja un descontento general con la figura de Musk. En contraste, los compradores en estados republicanos han mostrado una leve preferencia por la marca, pero no ha sido suficiente para contrarrestar la caída general en las ventas.
Por si fuera poco, un reciente informe de Morning Consult revela que un porcentaje creciente de compradores potenciales de vehículos eléctricos en Estados Unidos se está alejando de Tesla, con un 32% de los encuestados afirmando que no considerarían comprar un Tesla, frente al 27% de hace un año.
Uno de los factores que ha sido objeto de discusión es si Elon Musk está demasiado disperso con sus otros proyectos, como SpaceX, Neuralink y X (anteriormente Twitter). Algunos expertos consideran que la atención de Musk está divida y que esto podría estar afectando el enfoque necesario para revitalizar Tesla.
Gene Munster, socio gerente de Deepwater Asset Management, sugirió que la falta de metas claras en cuanto al crecimiento de las entregas de Tesla podría ser un signo de que la compañía no está avanzando como se esperaba. De hecho, Musk dejó de mencionar su objetivo de crecimiento del 20% al 30% para 2025, lo que ha generado más incertidumbre entre los inversores.
A pesar de estos desafíos, algunos siguen siendo optimistas sobre el futuro de Tesla, confiando en que la clave para desbloquear el verdadero valor de la compañía radica en la autonomía total de sus vehículos. Musk sigue apostando por la idea de los «robotaxis» autónomos, una tecnología que espera desplegar en los próximos meses en Austin, Texas. Sin embargo, la falta de avances tangibles en este campo ha generado dudas, y los analistas más escépticos advierten que si Tesla no cumple con sus promesas, las consecuencias para la empresa podrían ser graves.
A medida que Tesla atraviesa esta tormentosa etapa, el futuro de la compañía parece depender de su capacidad para superar la competencia, abordar los problemas de ventas y, sobre todo, gestionar la creciente polarización en torno a la figura de Elon Musk. Mientras algunos ven en la caída de las acciones una oportunidad de inversión, otros temen que la empresa esté perdiendo el rumbo.
Foto: El Ciudadano
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