Declaración del Gabinete de la Internacional Progresista.
En medio de su genocidio en Gaza, el régimen israelí está sumiendo ahora en la guerra a toda la región. Hay que detenerlo.
Un año después del inicio del genocidio en Gaza, las fuerzas israelíes han asesinado a más de 45.000 palestinxs y, según algunos conteos, a muchxs más. Alrededor de la mitad de las víctimas son niñxs.
Gaza ha sido diezmada. Su infraestructura ha sufrido daños irreparables. La mayoría de sus hospitales no funcionan y todas sus universidades están destruidas. Gran parte de la población se ha visto obligada a refugiarse en una minúscula parcela de tierra donde son bombardeadxs regularmente por aviones de guerra israelíes.
En medio de este genocidio, el régimen israelí ha lanzado ahora una serie de escaladas violentas que amenazan con sumir en la guerra a toda la región.
En Líbano, las fuerzas israelíes han lanzado una implacable campaña de bombardeos. En pocos días, masacraron a cientos de personas, desplazaron a más de un millón, sepultaron comunidades enteras bajo los escombros y asesinaron a dirigentes de la resistencia regional. Desde entonces, han iniciado una invasión terrestre en Líbano, la cuarta de este tipo en menos de 50 años.
En conjunto, el régimen israelí libra ahora una guerra en cinco frentes distintos ─en Palestina, Líbano, Siria, Irán y Yemen─ que se suman a los instrumentos de guerra económica puestos en marcha contra sus pueblos. Mientras tanto, lxs políticxs occidentales y sus taquígrafxs se esfuerzan por sostener la mentira de que actúa simplemente en «defensa propia».
Así pues, el régimen israelí no actúa solo. Cuenta con el pleno respaldo de Washington, que recientemente envió un paquete de ayuda militar de 8,700 millones de dólares a Tel Aviv. Los países europeos también siguen exportando armas a Israel, ayudando e instigando crímenes de guerra enteros ignorando sus responsabilidades bajo la ley internacional para prevenir el genocidio.
La brutal violencia del régimen israelí recuerda a la de la Sudáfrica del apartheid, que intensificó su guerra contra Angola, Mozambique y Namibia durante la década de 1980. Entonces, como ahora, la solidaridad internacional fue fundamental para desmantelar el apartheid. Fue con el apoyo de los soldados cubanos —y de las armas soviéticas— como Sudáfrica fue derrotada en Angola, acelerando la desaparición del apartheid.
La temeraria escalada del régimen israelí no es una muestra de fuerza. Es un signo de debilidad. Pero también es un grave presagio de más violencia en el horizonte.
Está claro, ahora más que nunca, que la liberación es el único camino hacia la paz. La tarea de las fuerzas progresistas hoy es internacionalizar la resistencia al régimen israelí, romper las cadenas de complicidad que lo sostienen y acelerar la lucha mundial por la liberación palestina. Nada menos que eso puede garantizar la paz para todos los pueblos de la región.
Foto: Asianews
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