En el 98,1% de muertes violentas provocadas por la policía no se han presentado cargos ni ha habido consecuencia penal. Un informe anual subraya que no dejan de crecer los homicidios de esta clase.
A lo largo del año 2022 solo hubo doce días en los que no se registraron muertes violentas a manos de los cuerpos policiales en Estados Unidos. Los datos preliminares —la cifra puede aumentar por las causas forenses en curso— indican que en 2022 se produjo un nuevo récord desde que hay registros: son 1.183 muertes, según los datos del observatorio Mapping Police Violence, en constante actualización y recogidas por el portal creative commons Truthout.
Solo en un 31% de los casos los homicidios de produjeron durante o después de una situación violenta, en otro tercio de los casos el homicidio sucedió a un momento de huida por parte de la víctima. En un 10% de los casos está demostrado que la víctima no tenía ningún arma. La combinación de homicidios a personas con problemas mentales, por discusiones de tráfico y conflictos no violentos supera a los casos de violencia mientras se cometía un delito.https://samswey.carto.com/viz/e1005588-93d2-47b6-9a61-f4c0ed001163/embed_map
En más de 700 casos las víctimas pertenecía a etnias no blancas, 302 eran negros y 207 hispanos. Las personas afroamericanas y las nativas americanas tienen tres veces más posibilidades de ser disparadas por la policía que las blancas, que, por el contrario, tienden a llevar más armas que las de otras etnias. La mayor diferencia se da en la ciudad de Boston, donde por cada muerto blanco por la acción policial mueren 25 negros.
Casi la mitad de los casos tuvieron lugar en zonas suburbiales y conurbanas, un 27% se dio en las propias ciudades y un 25% en áreas rurales.
Desde el año 2013, cuando comenzó este mapeo, la policía estadounidense ha acabado con la vida de mil personas cada año. En el 98,1% de los casos, el homicidio no ha tenido consecuencias penales para él o los policías involucrados.
Como explica Sharon Zhang en Truthout, el análisis se produce dos años después de que Black Lives Matter desencadenara una avalancha de protestas contra la policía en 2020, “pero a pesar de la atención prestada a la cuestión y el trabajo incansable de los activistas abolicionistas en los últimos años, las ciudades han seguido aumentando los presupuestos de los departamentos de policía, restando fondos a los recursos públicos críticos y aumentando el poder de las fuerzas del orden”.
Fuente: www.elsaltodiario.com