El conejo es un animal que a lo largo de la historia ha sido una figura simbólica para diferentes culturas: los aztecas los referían como parte de su bestiario lunar y como representación de la abundancia agrícola; en la mitología de la India y Egipto algunos dioses aparecen reencarnados en conejos.
El misticismo de la figura del conejo ha variado de acuerdo con el lugar o región; por ejemplo, en China se dice que la liebre hembra concibe mirando a la Luna, pero si una mujer en cinta recibe los rayos lunares, su hijo nacerá con la boca de este animal. Con esto se establece la relación entre el astro lunar, el conejo y la fertilidad. Otro ejemplo es en Camboya, donde se cree que la multiplicación de estos animales atrae lluvias para la fertilidad, que provienen igualmente de la Luna, yin.
En el taoísmo, la liebre, que como la Luna, muere para renacer, se convierte por semejante hecho en la representación de la inmortalidad. Mientras en otros lugares como Birmania se le considera, incluso, el ancestro de la dinastía lunar.
En el caso de los Celtas de Irlanda y Bretaña, a la libre se le veía posiblemente como un animal sagrado, pues la criaban para mantenerla como compañía, pero no consumían su carne.
Además de historias míticas ancestrales, y de la creencia de que algunos atributos como la ternura e inocencia son inherentes a este animal, los historiadores han encontrado en manuscritos medievales evidencia de que la imagen del conejo no ha sido siempre igual.
De acuerdo con estos, el conejo se representa casi como una bestia: agresivo, violento y cruel.
No sólo en escritos medievales se ha visto a la liebre o al conejo como un animal casi asesino y despiadado. El escritor australiano Rusell Braddon escribió en 1964: The Year of the Angry Rabbit, una novela de ficción cuya trama es la invasión de conejos asesinos, un recurso para boicotear las acciones del entonces primer ministro de Australia.
La imagen del conejo asesino llamó tanto la atención que para el año 1972 el director estadounidense William F. Claxton llevó la novela al cine con el nombre The Night of the Lepus, estrenada en el momento de mayor apogeo del cine de ciencia ficción.
También está el caso en el que el escritor Lewis Carroll, a través de su famosa novela Alicia en el País de las Maravillas, y el ilustrador John Tenniel, dieron a la imagen del conejo su significado más popular: el animal blanco cuya descripción es la metáfora del tiempo.
Entre las imágenes y las nuevas metáforas que se le han atribuido a este animal, está el caso de uno de los filmes más trascendentales en la cinematografía: Donnie Darko. Es la historia de un conejo llamado Frank representado como una bestia oscura. Este conejo, además de ser el portavoz del fin del tiempo, también refleja el lado oscuro de la mente humana, y la destrucción.