Al menos un millón de sirios padecen trastornos mentales graves, informó este sábado el Departamento de Salud Mental del Ministerio de Salud del país.
El reporte indica que la crisis que viven los sirios producto del conflicto armado, incide notoriamente en el incremento de la cifra de personas con enfermedades psicológicas y neurológicas, explicó el titular de la entidad, Ramadan Mahfouri.
El director agregó que las condiciones extremas de vida impulsaron el aumento del número de indigentes, muchos de los cuales están comenzando a padecer severas enfermedades mentales.
Asimismo, Mahfouri dijo que cada año, se registran entre 50.000 y 70.000 nuevos casos de personas con problemas mentales, según los datos aportados por la Asociación de Psiquiatras de Siria.
Otro punto mencionado en el informe son los casos de niños con problemas psicológicos, cuyo número también aumentó. Ante esto, Mahfouri indicó que el Gobierno de Siria está insertando guías especializados en escuelas y otros espacios públicos y familiares, para detectar y atender de forma especial a los menores que lo requieran.
Esta situación ya había sido advertida en 2017 en una investigación de la ONG Save the Children, que estableció que las secuelas psicológicas que el conflicto ha dejado en los menores aumentan a largo plazo el riesgo de suicidios, problemas cardíacos, diabetes, abuso de sustancias y depresión.
Como uno de los mayores problemas, Save the Children apuntó al «estrés tóxico» que sufren muchos niños como consecuencia de los bombardeos y la violencia, situación que les hacen vivir en un continuo estado de miedo.
Esa vez, la presidenta de Save the Children, Carolyn Miles, recordó que los daños psicológicos sufridos en la infancia se manifiestan de diferentes formas, desde niños que se orinan involuntariamente, a otros que son incapaces de hablar, advirtiendo además que se viene registrando un aumento del número de menores que se hacen daño a sí mismos o que intentan suicidarse.
la investigación de Save the Children fue elaborada tras entrevistar a más de 450 niños, adolescentes y adultos sirios. Del total de entrevistados, la mitad asegura no sentirse seguros en la escuela o jugando en el exterior, mientras que dos tercios han perdido a algún ser querido, han visto su casa bombardeada o han sufrido heridas.
Incluso, algunos niños dijeron a los encuestadores que les gustaría ser alcanzados por un disparo para poder ser llevados a un hospital y «comer lo que quieran».
Agencias