El 23 de junio los votantes británicos deciden en un referendo si su país se queda o abandona a la Unión Europea, el llamado Brexit. Y eso, ¿como nos puede afectar a los latinoamericanos?
En Reino Unido ya están sacando las cuentas de cuánto ganaría o perdería el país en términos económicos si llegase a concretarse la salida del país de la Unión Europea (UE), el llamado «Brexit». Encuestas sobre la intención de voto en el referendo que se celebrará este jueves sugieren una competencia reñida entre dos bloques de opinión británicos que discuten la pertenencia al bloque europeo. Sin embargo, más allá de las fronteras británicas, el resto del mundo también calcula cuánto ganaría o perdería si se concretara el «Brexit».
Qué es el Brexit y cómo puede afectar a Reino Unido y a Europa En el caso latinoamericano, hay que empezar por decir que el comercio de la región con la economía británica es limitado. Y la inversión británica en América Latina, si bien es importante para algunos países, por lo general no tiene la dimensión de los flujos provenientes de otros países como Estados Unidos.
De modo que, en sí mismo, el Brexit no representa una amenaza existencial para las economías latinoamericanas, ni tampoco una oportunidad particularmente llamativa, ya que el peso económico de Reino Unido en la región es limitado.
Impacto en Colombia
En 2014 las exportaciones colombianas a ese país llegaban a US$1.400 millones. Brasil sólo depende de Reino Unido para el 1.7% de sus exportaciones. Y la cifra respectiva para México es de mucho menos del 1%. De modo que, dentro o fuera de la Unión Europea, el mercado británico es un tema relativamente secundario para las exportaciones de la mayoría de las naciones latinoamericanas. ¿Podría realmente colapsar la Unión Europea?
¿Nuevos tratados?
También hay convenios de la UE con varias naciones centroamericanas. Presumiblemente, si la nación británica sale de la Unión Europea, estos países tendrían que renegociar nuevos acuerdos comerciales específicos con Reino Unido, en caso de estar interesados en mantener esas preferencias comerciales recíprocas con Londres.
La semana pasada el presidente colombiano Juan Manuel Santos dijo que el Brexit sería un «dolor de cabeza» para ese país por la necesidad de renegociar los tratados con Reino Unido. Más aún, los que piden que Reino Unido se mantenga en la Unión Europea aseguran que, debido al tamaño de este bloque, la alianza económica más grande del mundo, es mucho más atractivo para los países buscar acuerdos de libre comercio con la Unión Europea en su conjunto, en vez de tratados particulares con el relativamente menor mercado británico.
Tal vez el proceso comercial más demorado entre Europa y América Latina ha sido el intento, hasta ahora inconcluso, de llegar a un acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur.
Nuevamente, si Reino Unido se maneja al margen de Bruselas, tratar de entender si eso facilitaría o dificultaría aún más la posibilidad de llegar a acuerdos comerciales con las naciones de Mercosur sería ingresar en el terreno de las especulaciones.
Inversión
Si el comercio británico con la región es más bien reducido, la inversión de empresas de Reino Unido en América Latina ha sido más fuerte, especialmente en ciertos rubros como la minería.
En Colombia, por ejemplo, la británica es la segunda inversión extranjera más importante del país, con cifras que llegan a los US$6.000 millones en los últimos 8 años, según datos de la Embajada Británica en Bogotá. Si gana el Brexit, Reino Unido sería el primer país en retirarse de la Unión Europea. Foto: Getty
Mientras que en Perú representó el 18% de la suma total de inversión extranjera en diciembre de 2014, la mayor de cualquier país, según el sitio web de Proinversión, una agencia que promueve la capitalización privada en ese país.
Los defensores del Brexit en Reino Unido aseguran que, una vez que las empresas británicas se liberen de lo que ellos consideran el «yugo asfixiante de la burocracia de la Unión Europea», estas podrían ser más dinámicas a la hora de buscar oportunidades de negocios en el exterior.
Pero una vez más se entra en el terreno de las conjeturas al tratar de cuantificar el efecto.
Los críticos del Brexit auguran, por ejemplo, que la libra esterlina sufrirá una devaluación importante frente al dólar y otras monedas si Reino Unido deja la Unión Europea. Lo que, en principio, podría reducir la capacidad británica de invertir en empresas en el exterior.
¿Y la gente?
Más allá de los flujos de comercio e inversión, también hay movimiento de personas entre Reino Unido y América Latina, aunque en dimensiones relativamente pequeñas. Por un lado está el turismo. En el caso de los visitantes temporales a Reino Unido, un eventual divorcio de la UE no tendría un impacto demasiado grande.
Es posible que, de ocurrir la devaluación de la libra esterlina que algunos anticipan si se produce el Brexit, se reduciría el turismo británico a América Latina, por verse disminuido el poder adquisitivo de la nación europea.
Otra consecuencia importante para algunos ciudadanos latinoamericanos que ostentan doble nacionalidad de otros países europeos como Italia o España es que podrían perder el derecho automático a vivir o trabajar en Reino Unido.
Una prerrogativa de la que disfrutan en la actualidad y que puede ser más relevante en naciones como Argentina o Uruguay, con un número relativamente alto de personas que podrían aspirar a un pasaporte europeo por el origen de sus ancestros.
Pero, aparte de estos grupos relativamente pequeños de ciudadanos latinoamericanos, la mayoría de los habitantes de la región no se vería directamente afectado de manera muy sustancial por una salida británica de la UE.
Especialmente porque en el siglo XXI, Reino Unido ya no es el gran jugador económico en la región que alguna vez fue.