De acuerdo con las últimas cifras ofrecidas por la Autoridad Saudí para las Estadísticas, 2.368.873 musulmanes se dirigieron al monte Arafat, ubicado a 20 kilómetros al este de La Meca, para cumplir con el ritual considerado como el momento culminante del «Hach» o la peregrinación.
Allí, los musulmanes creen que el profeta Mahoma pronunció su último sermón de despedida en el año 632. Los peregrinos portaban el «ihram», un traje o vestimenta de dos piezas de tela blanca sin costura para los hombres y una túnica larga para las mujeres que solo deja a la vista las manos y el rostro.
Al ocultarse el sol, los peregrinos abandonan Arafat y se dirigen a la zona de Muzdalifa, a unos nueve kilómetros, donde pasan una noche de preparación para la oración del primer día del Aíd al Adha (Fiesta del Sacrificio), que comenzó el pasado martes y que se celebra en todos los países de tradición musulmana.
El Ministerio de Peregrinación saudí colaboró en el traslado de los peregrinos a La Meca y al monte Arafat.
En Muzdalifa, recolectan guijarros o piedras pequeñas, redondeadas y lisas formadas por erosión del agua, que luego lanzarán a las tres columnas que se encuentran en el lugar y que simbolizan las tentaciones del diablo.
Esta tradición musulmana es la más importante para esta religión y se dice que cada creyente debe practicarla por lo menos 1 vez, si sus condiciones se lo permiten.
Al final de la peregrinación, los hombres se afeitan el cabello y las mujeres se cortan un mechón como signo de renovación espiritual para completar el viaje religioso.