Médicos del Papa Francisco consideraron dejarlo morir en su momento más crítico

El Papa Francisco, durante las últimas semanas, se ha enfrentado a uno de los retos más difíciles de su vida: una grave infección respiratoria que lo llevó a ser hospitalizado en el Hospital Gemelli de Roma

Médicos del Papa Francisco consideraron dejarlo morir en su momento más crítico

Autor: El Ciudadano México

El Papa Francisco, durante las últimas semanas, se ha enfrentado a uno de los retos más difíciles de su vida: una grave infección respiratoria que lo llevó a ser hospitalizado en el Hospital Gemelli de Roma. Su salud, que ya había mostrado señales de vulnerabilidad debido a su edad, empeoró rápidamente, lo que obligó a su equipo médico a tomar decisiones cruciales que podrían haber cambiado el destino del Pontífice. En medio de su hospitalización, un evento particularmente dramático puso a prueba su cuerpo: el 28 de febrero, el Papa sufrió una grave crisis respiratoria. Fue un momento crítico, que dejó a todos, médicos y cercanos, al borde de la desesperación.

Véase también: El papa Francisco deja el hospital este domingo y regresa al Vaticano

En ese momento, los médicos se encontraron ante una encrucijada. La situación del Papa era tan grave que el equipo debía tomar una decisión que podría ser irreversible. Uno de los mayores dilemas fue si continuar con el tratamiento intensivo, que implicaba un alto riesgo de causar daños a otros órganos vitales, o si cesar los esfuerzos y dejar que el curso de la enfermedad siguiera su camino. Fue una decisión de vida o muerte. A pesar de lo sombrío de la situación, el equipo médico optó por continuar luchando. El Papa, quien estaba consciente de la gravedad de su estado, mostró una fortaleza que dejó una profunda huella en quienes lo atendieron. Sabía que su vida pendía de un hilo, pero aún así eligió seguir luchando, al igual que su equipo médico.

“Elegir entre parar y dejarlo ir o forzarlo y probar todos los medicamentos y terapias posibles, corriendo el riesgo muy alto de dañar otros órganos. Y al final tomamos este camino”
Massimiliano Strappetti
Médico Personal del Papa

Durante esos días de incertidumbre, el personal de salud que lo atendía fue testigo de la profundidad de la fe del Papa. Francisco pidió ser informado de forma clara y sincera sobre su situación, sin ocultarle nada, pues sabía que podría no sobrevivir. La esperanza, sin embargo, no faltó. Mientras su salud se deterioraba, las oraciones de miles de personas en todo el mundo se elevaban por su bienestar, algo que el propio Papa no dudó en reconocer como un factor importante en su lucha por sobrevivir.

“Aquella noche fue terrible, él sabía, como nosotros, que quizá no sobreviviera a aquella noche. Vimos al hombre que estaba sufriendo. Pero desde el primer día nos pidió que le dijéramos la verdad sobre sus condiciones”
Massimiliano Strappetti

Los días transcurrían con una mezcla de angustia y esperanza. Las crisis respiratorias que afectaron al Papa fueron constantes, y su equipo médico no dejó de intentar todo lo posible para estabilizarlo, enfrentándose al riesgo de que su cuerpo no soportara tanto esfuerzo. A pesar de las dificultades, algo cambió en la situación. En un giro inesperado, la salud del Papa comenzó a mejorar lentamente, lo que sorprendió incluso a los propios médicos. Un proceso de recuperación comenzó a tomar forma, y el Papa, fiel a su voluntad de seguir adelante, se sometió a los tratamientos sin protestar.

“Estábamos saliendo del momento más duro, mientras el papa comía, vomitó y aspiró. Fue el segundo momento verdaderamente crítico porque en estos casos, si no se rescata con prontitud, existe el riesgo de muerte súbita, además de complicaciones en los pulmones que ya eran los órganos más comprometidos. Fue terrible, realmente pensamos que no lo lograríamos”
Massimiliano Strappetti

El 23 de marzo, después de 38 días en el hospital, el Papa Francisco pudo finalmente regresar al Vaticano. Esta experiencia no solo demostró la resistencia física del Pontífice, sino también su gran fortaleza interior y su profundo deseo de seguir sirviendo a la Iglesia. Sin embargo, también destacó la capacidad del equipo médico que lo atendió, quienes, enfrentando decisiones extremadamente difíciles, nunca dejaron de luchar por la vida del Papa.

Este episodio ha sido un recordatorio de la fragilidad humana, pero también de la capacidad de la voluntad, la fe y la ciencia para luchar contra las adversidades. A lo largo de su hospitalización, el Papa mostró que incluso en los momentos más oscuros, la esperanza y la fe pueden ser poderosas fuerzas de resistencia. La determinación de Francisco, junto con el apoyo inquebrantable de su equipo médico, permitió que, a pesar de las circunstancias tan difíciles, el Pontífice pudiera superar una de las pruebas más duras de su vida.

Foto: El Ciudadano

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