Narcos de la CIA, los finos tentáculos de la agencia de inteligencia estadounidense en los cárteles de la droga

Desde Harry Truman, pasando por Ronald Reagan, los Bush, hasta llegar a Donald Trump, los vínculos que guardan los presidentes estadounidenses y latinoamericanos con el trabajo de la CIA alrededor del mundo para distribuir drogas, se conectan con gigantes organizaciones criminales del narco que operan desde la década de 1980, como el Cártel de Medellín de Pablo Escobar Gaviria, el Cártel de Sinaloa en México, las maras centroamericanas, el ISIS, los carteles suramericanos, caribeños, afganos, africanos, europeos y asiáticos

Narcos de la CIA, los finos tentáculos de la agencia de inteligencia estadounidense en los cárteles de la droga

Autor: Ronald Ángel

Espiar a «enemigos», difundir propaganda a favor del sueño americano y generar una idea global de ser el «defensor del mundo» han sido algunas de las tareas de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA, por sus siglas en inglés).

Pero esa imagen que con gran efectividad ha calado en el inconsciente colectivo, esconde también un obscuro accionar de crímenes de lesa humanidad, narcotráfico, asesinatos, torturas, apoyo a dictaduras y derrocamiento de gobiernos democráticos alrededor del mundo, con el único propósito de generar mayores riquezas y beneficios para los aliados al gobierno estadounidense, las empresas armamentistas y los socios globales del Pentágono.

Estados Unidos (EEUU) ha realizado labores de inteligencia alrededor del planeta desde George Washington, su primer presidente. Esas tareas se intensificaron a partir de la segunda guerra mundial y eran dirigidas entonces por la Oficina de Información Militar -que gestionaba la propaganda tanto dentro como fuera del país- y la Oficina de Servicios Estratégicos -encargada del espionaje militar-.

Pablo Escobar y Manuel Noriega fueron dos de los grandes capos que trabajaron para la agencia estadounidense

La CIA comenzó operaciones el 25 de mayo de 1947 luego que el entonces presidente, Harry Truman firmara la Ley de Seguridad Nacional. Desde entonces, los escándalos de ese organismo se relacionan con grupos criminales dedicados al narcotráfico a los que presta apoyo logístico y financiero a cambio de convertirse en células paramilitares que sean capaces de adversar y derrocar gobiernos democráticos no leales a los intereses de EEUU.

Las denuncias de su accionar y apoyo a las redes criminales del narco alrededor del planeta están recogidas en cientos de artículos periodísticos, reportajes, revistas, libros y documentales de televisión, que intentan resumir las graves implicaciones de este organismo estadounidense que tiene bajo su responsabilidad la consolidación de los grandes carteles del narcotráfico en el mundo y las famosas epidemias de drogas desatadas desde 1950 hasta la actualidad.

CIA, el gran dealer de opio, cocaína, heroína y marihuana de los estadounidenses

Uno de los primeros casos en los que se vio involucrada la CIA como parte de sus labores ilícitas en la distribución de drogas, se presentó en la década de 1950 en la zona conocida como el Triangulo de Oro, una triple frontera que recibe ese nombre porque abarca las zonas de Tailandia, Laos y Birmania, que para entonces estaban dedicadas al tráfico de Opio (heroína, morfina y otros derivados) a nivel masivo.

En ese momento, la CIA coordinó operaciones de contrabando de opio con el fin de proporcionar fondos encubiertos para el Kuomintang chino, unos paramilitares que pretendían asesinar al líder comunista Mao Zedong. La CIA se dedicó a ayudar a contrabandear el opio del Kuomintang en esa zona a través de aviones de la empresa Air America, uno de sus llamados «negocios espejo».

Otro ejemplo fue el apoyo que prestó la CIA a grupos paramilitares afganos durante la era de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) que también traficaban opio y heroína y que eran adversarios del gobierno de Afganistán y la URSS.

CIA drogas

Los cultivos de opio en Afganistán han producido más desde la llegada de las tropas estadounidenses a ese país. Lo mismo ocurre en Libia, Irak, Yemen y otros países de África, Asia y Medio Oriente

En ese momento, la CIA apoyó al cabecilla muyahidín, Gulbuddin Hekmatyar, y protegió a su grupo criminal que distribuía heroína en Asia, Medio Oriente y Europa. El organismo lo hacía con agentes encubiertos, transporte y protección política, tal y como indican varios informes del Congreso estadounidense.

Lo mismo hizo en Latinoamérica y Centroamérica con los carteles de la droga, sobre todo con el cartel de Medellín (Colombia) de Pablo Escobar Gaviria, y los cárteles de Guadalajara y Sinaloa en México, con más peso en las décadas de 1980 y 1990, años en los que la población estadounidense sufrió las llamadas epidemias de drogas, como las de crack, cocaína y heroína, que terminaron por causar miles de muertes por sobredosis y millones de adictos a drogas fuertes en EEUU y el mundo.

El impacto del apoyo a las redes del narcotráfico de la CIA en el planeta aún persiste en la actualidad, tanto es así que desde la década del 2000 y hoy en día la nueva ola de epidemias a causa de drogas ha retornado en la población estadounidense y mundial con el abuso de anfetaminas, drogas sintéticas, cocaína, heroína y otros opiáceos sintéticos como el fentanilo, que es 50 veces más poderoso que la morfina, sustancias fabricadas y distribuidas desde los mismos países donde se encuentran los grupos criminales con los que la CIA ha trabajado históricamente.

Los presidentes George Bush padre e hijo han sido parte de los escándalos y vínculos que guarda la CIA con el narcotráfico mundial

La CIA y el narco latinoamericano

Así como los vínculos de la CIA con el narcotráfico en Asia, África, Medio Oriente y Europa se fortalecieron desde 1950 hasta la actualidad, el organismo de inteligencia estadounidense reforzó sus aliados con los grandes capos latinoamericanos de la droga a partir de la década de 1970, cuando su director era George Bush padre.

Desde entonces las alianzas de la CIA se consolidaron con carteles de la droga y gobiernos dictatoriales regados en toda Latinoamérica como el de Manuel Noriega en Panamá, Augusto Pinochet en Chile, sólo por mencionar algunos de los muchos que sostuvieron estrechas alianzas con Washington y que sirvieron para perseguir, torturar, desaparecer y asesinar a comunistas en la era del macartismo y el fascismo.

En el caso de Manuel Noriega, la CIA proporcionó apoyo político y financiero, e incluso apoyo la distribución de drogas de sus redes narcotraficantes que esparcían estupefacientes y psicotrópicos en Centroamérica y territorio norteamericano. Esto lo hizo el organismo que obedece a la Casa Blanca, a cambio de apoyo del régimen de Noriega para intentar acabar con la Revolución Sandinista en Nicaragua, un frente socialista que aún hoy,  bajo el liderazgo del presidente Daniel Ortega, no han podido eliminar y que mantienen en constante asedio.

El dictador Manuel Noriega de Panamá actuó impunemente con el narco colombiano y centroamericano bajo la protección de la CIA

Luego de casi dos décadas de contrabandear drogas con el auspicio de la CIA, Noriega fue traicionado por el gobierno estadounidense cuando en 1989 realizaron una invasión militar con más de 25.000 soldados para capturar al dictador panameño y así tratar de desvincular al gobierno con el apoyo que prestó a las redes criminales de Noriega, quien a su vez trabajaba con los carteles colombianos más importantes de drogas.

En Venezuela también hubo presencia de agentes de la CIA implicados con el tráfico de drogas cuando gobernaba Carlos Andrés Pérez. Este caso fue confirmado por el exjefe de la DEA, Robert C. Bonner, cuando denunció que la CIA permitió que varias toneladas de cocaína pura de Pablo Escobar proveniente de Colombia, pasara por Venezuela y con el apoyo de autoridades venezolanas fue trasladada desde territorio venezolano hasta el Aeropuerto Internacional de Miami.

Pablo Escobar, uno de los narcos más fuertes que trabajó con la inteligencia estadounidense

El argumento de la CIA es que habría permitido esta maniobra encubierta para “reunir información sobre los cárteles colombianos de la droga”, pero una vez introducida por el organismo de inteligencia en territorio estadounidense, la cocaína terminó siendo vendida en las calles al mejor postor, bajo la coordinación de otro narco y agente de ese organismo, Barry Seal, el gran capo estadounidense.

En noviembre de 1996, un juez de Miami acusó al exjefe de antinarcóticos de Venezuela y entonces agente activo de la CIA, general Ramón Guillén Dávila, por contrabandear toneladas de cocaína a EEUU desde un almacén venezolano propiedad de la CIA. Durante el juicio, Guillén alegó que todas las labores de narcotráfico que realizó estaban apoyadas y aprobadas por la CIA.

La agencia de inteligencia estadounidense también apoyó la imposición de regímenes dictatoriales en toda latinoamérica y la ejecución de crímenes de lesa humanidad como torturas, desapariciones y asesinatos contra toda persona que fuera identificada como «comunista», un ejemplo, fue la dictadura de Pinochet en Chile

Cárteles y narcos mexicanos los más resguardados

México tampoco escapa de las redes de la CIA, y es que uno de los carteles más antiguos y fuertes, el cartel de Guadalajara, fue beneficiado por la CIA para tener conexiones con el capo hondureño de drogas Juan Matta-Ballesteros, un agente de la CIA, quien era el jefe de SETCO, una compañía aérea utilizada para el contrabando de drogas en EEUU, armas y suministros militares para los contras hondureños.

También se sabe que el Cártel de Guadalajara, la red de narcotráfico más poderosa de México a principios de 1980, prosperó en gran medida, entre otras razones, porque disfrutaba de la protección de la DFS, bajo su jefe Miguel Nazar Haro, un agente de la CIA.

Al mismo tiempo los documentos sobre los nexos de la CIA en México, describen que la principal agencia de inteligencia mexicana, es en parte una creación de la CIA, hoy convertida en el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), misma que colaboró con el narcotráfico de marihuana y otras drogas hacia EEUU, y proporcionaba armas a los contrarrevolucionarios centroamericanos.

Vicente Zambada Niebla, hijo de Ismael Zambada García uno de los jefes del narcotráfico en México, afirmó a sus abogados – después de su detención- que él y otros miembros superiores del cártel de Sinaloa habían recibido inmunidad por parte de agentes estadounidenses y una licencia virtual para el contrabando de cocaína a través de la frontera con EEUU, a cambio de la información de inteligencia.

Históricamente la CIA ha protegido a los narcos mexicanos

Narcotráfico y contrarrevolucionarios

El escritor Jesús Esquivel, autor del libro «La CIA, Camarena y Caro Quintero» afirma que el agente de la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA) Enrique Camarena fue asesinado en 1985 “no por descubrir el rancho El Búfalo (del narcotraficante Rafael Caro Quintero, donde se decomisaron más de 20.000 toneladas de marihuana) sino porque descubrió la conexión de la CIA con el narcotráfico».

Camarena habría sido secuestrado el 7 de febrero de 1985 tras salir del consulado de EEUU en Guadalajara y luego fue encontrado asesinado el 5 de marzo en La Angostura, Michoacán, luego que el entonces agente de la CIA, Félix Rodríguez, quien trabajaba para el cartel de Sinaloa bajo el nombre de Max Gómez, descubriera que Enrique sabía sobre las implicaciones de la agencia de inteligencia con los narcotraficantes, detalla el ex agente de la DEA Héctor Berrellez en una entrevista con El Ecomonista de México.

Al respecto, el escritor Esquivel agregó que la CIA auspició la consolidación del cártel de Guadalajara en los años ochenta, en complicidad con altos funcionarios de seguridad del Estado mexicano.

Camarena, agente de la DEA, fue traicionado por un agente de la CIA

Agrega Esquivel que los herederos de ese cartel, Joaquín «el Chapo» Guzmán, Ismael «el Mayo» Zambada y otros como Amado Carrillo Fuentes, los hermanos Arellano Félix y los Beltrán Leyva, crearon sus propios feudos, aunque ya han sido desplazados por los nietos de aquella primera generación de narcos.

En el libro, el escritor señala que los agentes de las fiscalías federales y estatales colaboraban con los narcotraficantes mientras los agentes de la Dirección Federal de Seguridad trabajaban con la CIA.

Esquivel asegura que el cártel de Guadalajara, que era encabezado por Ernesto Fonseca, “don Neto”; Manuel Salcido, el “Cochiloco”; Miguel Ángel Félix Gallardo, el “Padrino”, Rafael Caro Quintero y Juan José Esparragoza, el “Azul”, sentó las bases sobre las que operan todos los actuales narcotraficantes.

Félix Rodríguez, el agente de la CIA que estuvo implicado en el asesinato de Camarena

Agrega que la CIA había establecido relaciones de complicidad con el cártel como un medio para apoyar a los “contras” nicaragüenses, un grupo armado por Estados Unidos que combatía al primer gobierno del Frente Sandinista de Liberación Nacional.

Según las investigaciones, la CIA financiaba a ese grupo con el tráfico de cocaína desde Colombia, que entregaba al cártel de Guadalajara, y facilitaba su ingreso a territorio estadounidense, al tiempo que entrenaba a los “contras” en un rancho de Caro Quintero en el estado de Veracruz.

Esquivel explica que en esa década, el entonces presidente estadounidense, Ronald Reagan, ordenó a la CIA evitar la influencia soviética en Centroamérica, y para lograrlo se valió de todos los medios, incluyendo a los narcotraficantes.

El narco Caro Quintero fue uno de los principales aliados del gobierno de Ronald Reagan

Tras la muerte de Camarena, los principales capos del cártel de Guadalajara fueron capturados y encarcelados para apaciguar las protestas de EEUU, aunque la organización creció y sus herederos crearon nuevos grupos por todo el territorio, por lo que el narcotráfico se mantuvo igual con la complicidad de las autoridades.

Los herederos de ese cártel, Joaquín el “Chapo” Guzmán, Ismael el “Mayo” Zambada, y otros como Amado Carrillo Fuentes, los hermanos Arellano Félix y los Beltrán Leyva, crearon sus propios feudos, aunque ya han sido desplazados por los nietos de aquella primera generación de narcos.

El «chapo» Guzmán, otro de los capos mexicanos que recientemente fue traicionado por la CIA para tapar sus vínculos con el narco

Vínculos actuales de la CIA y el narcotráfico latinoamericano

Distintas denuncias de organizaciones sociales alrededor de Latinoamérica sobre el accionar de EEUU y sus agentes militares y de inteligencia con labores criminales relacionadas con drogas son realizadas en los países donde el Pentágono tiene bases militares, sobre todo en países como Panamá, Colombia, Honduras, El Salvador, Guatemala, México, Haití, Guyana, Paraguay, Chile, Argentina, entre otras.

Uno de los casos emblemáticos más recientes es el del mexicano Joaquín “El Chapo” Guzmán, el líder del cártel de Sinaloa, quien antes de ser detenido fue el traficante de drogas más buscado del mundo y que operó durante años con la permisividad y apoyo de la CIA.

dólar

Cientos de millones de dólares provenientes del narcotráfico son lavados a través del accionar de la CIA

En agosto de 2011, el traficante Jesús Zambada Niebla acusó al gobierno estadounidense de permitir que el cartel de Sinaloa “continuara ingresando toneladas de drogas ilícitas a Chicago y al resto de Estados Unidos”. En su declaración judicial, Zambada Niebla confesó que el gobierno de Bush hizo un acuerdo con los líderes de la organización.

Bajo el tratado secreto, el cartel proveería información a cambio de que el gobierno de EEUU no interfiriera con sus actividades de narcotráfico ni a los líderes del cártel, entre ellos “el chapo».

Las epidemias de crack, cocaína, heroína, anfetaminas y drogas sintéticas han causado miles de muertes por sobredosis, millones de adictos y millonarios ingresos para los dueños del negocio de la droga

En noviembre de 2012, una investigación periodística de Contralínea reveló que la policía fronteriza de EEUU entregó fusiles AK-47 a un grupo de sicarios al mando del “Chapo” Guzmán en lo que se llamó el escándalo de ‘Operación Rápido y Furioso’.

La relación entre la CIA y el narcotraficante quedó en evidencia cuando el jet Gulfstream II, patente N987SA, se estrelló en 2007 con cuatro toneladas de cocaína a bordo, cerca de Mérida. La aeronave sólo había sido empleada para vuelos clandestinos: primero para un programa de torturas de la CIA, y posteriormente para el “Chapo” Guzmán.

Documentos de la Administración Federal de Aeronáutica de EEUU ubicaron como uno de los últimos dueños del jet a la compañía Donna Blue Aircraft, cuya dirección en Florida resultó ser una oficina vacía.

Según reportó el periodista Daniel Hopsicker, el Gulfstream II había pasado por las manos de poderosos propietarios: un reservado magnate que invirtió más de un millón de dólares en propaganda electoral para el candidato George W. Bush, y el traficante de armas saudita y agente de la CIA fallecido Adnan Khashoggi -antiguo socio del ahora presidente Donald Trump- y quien en vida también fuera tío de Jamal Khashoggi, el periodista árabe que era adversario del Reino Saudita y que resultó asesinado en 2018 cuando se encontraba dentro de la embajada de Arabia Saudita en Turquía.

Trump guarda nexos con la familia Khashoggi desde la década de 1980

Los negocios de Trump y los nuevos frentes de la CIA

Trump y Adnan Khashoggi hicieron negocios en la década de 1980 cuando el árabe de origen turco era un empresario de alto perfil que traficaba armas y terminó enredado en otro escándalo del narcotráfico de la CIA, el Irán-Contra. En medio de ese torbellino, Adnan vio caer sus finanzas y empeñó su yate más quediro, el Nabila, a Trump por un monto cercano a los 30 millones de dólares. «No mucha gente vive una vida como Khashoggi, pero estoy muy cerca», dijo Trump a Newsweek en 1987.

El escándalo Irán-Contra, también conocido como Irangate, ocurrió entre 1985 y 1986, cuando el gobierno del presidente Ronald Reagan, vendió armas al gobierno iraní en medio de la guerra Irán-Irak, y utilizó esos recursos para financiar el movimiento conocido como Contra nicaragüense, un grupo de paramilitares financiado por EEUU para atacar al gobierno sandinista de Nicaragua, durante el periodo conocido como Revolución Sandinista.

La operación de venta de armas a Irán produjo más de 47 millones de dólares, dinero que fue gestionado por Oliver North mediante un entramado de cuentas bancarias en Suiza.

Adnan Khashoggi fue uno de los que estuvo más implicado en el caso Irán-Contra durante el gobierno de Reagan

En la actualidad EEUU mantiene varios frentes de guerra en el mundo. Siria, Libia, Irak, Afganistán, Yemen, Nigeria entre otros países de África, Asia y Medio Oriente.  En esas zonas que se encuentran bajo la supuesta protección de Washington, la producción de opio se ha incrementado de manera exponencial y grupos financiados por el Pentágono, como el ISIS, que es uno de los encargados para realizar las labores de distribución de drogas derivadas del opio hacia el resto del planeta.

En Latinoamérica, donde no hay oficialmente guerras declaradas pero sí existen conflictos bélicos de importancia con presencia de tropas estadounidenses como en Honduras, Guatemala, México, Colombia, Haití y Paraguay, los cárteles del narcotráfico han recobrado fuerza y mantienen su accionar en la región con el apoyo logístico de la CIA.

Las evidencias están en los importantes movimientos migratorios desde esos países y la masiva distribución de drogas hacia territorio estadounidense por parte de los carteles latinoamericanos.

El negocio de la CIA está más vigente que nunca, la epidemia de drogas resurge en la población norteamericana y el tráfico de armas también toma vida en un continente que ahora también se ve amenazado con las pretensiones invasoras del gobierno de Donald Trump contra países como Nicaragua y Venezuela, en la mira del Pentágono por contar con gobiernos que no son serviles a sus intereses económicos y comerciales.

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