El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, junto al ministro de Defensa, Israel Katz, ha ordenado una serie de bombardeos sobre el sur de Líbano en respuesta al lanzamiento de tres cohetes interceptados en la mañana por el Ejército en el norte de Israel. Este ataque marca un nuevo episodio de tensión entre ambos países, tras meses de alto el fuego.
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La Oficina del primer ministro emitió un comunicado en el que se señala que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) fueron instruidas para «actuar con fuerza» contra varios objetivos terroristas en el sur de Líbano, apuntando específicamente a la organización chií Hezbolá. Poco después, el Ejército confirmó haber comenzado una serie de bombardeos en áreas controladas por el grupo, entre ellas ciudades como Kfar Kila y Tulin.
El bombardeo israelí llega tras un ataque de cohetes desde territorio libanés que, aunque no causó daños materiales ni víctimas, encendió las alarmas antiaéreas en Metula, una localidad cercana a la frontera con Líbano. Este incidente es el primero desde la entrada en vigor del alto el fuego entre Israel y Hezbolá el 27 de noviembre de 2024, según las Fuerzas Armadas israelíes.
Por su parte, la Agencia Nacional de Noticias de Líbano informó de intensos bombardeos de artillería israelí en varias localidades del sur del país, incluyendo Yahmar al Shaqif y Kfar Tibnit.
Hasta el momento, el Ministerio de Salud de Líbano ha confirmado la muerte de dos personas y tres heridos por los bombardeos israelíes en Yahmar al Shaqif. Los ataques aéreos han afectado a más de cinco localidades, incrementando la tensión en una región ya marcada por la inestabilidad.
Este nuevo brote de violencia se produce en un contexto de creciente presión sobre Israel, que ha enfrentado en los últimos días el lanzamiento de cohetes desde Yemen y la Franja de Gaza, además del ataque de esta mañana desde Líbano. Aunque ningún grupo, incluido Hezbolá, ha reivindicado los cohetes lanzados contra Israel, el incidente ha generado temores de una escalada mayor en la región.
A pesar del alto el fuego firmado en noviembre de 2024, que puso fin a meses de conflicto abierto, las tensiones entre Israel y Líbano se han mantenido latentes. Israel ha acusado repetidamente a Hezbolá de incumplir los términos del acuerdo, al no retirar sus fuerzas al norte del río Litani, mientras que Tel Aviv ha mantenido tropas en zonas estratégicas del sur libanés.
El panorama actual plantea interrogantes sobre la estabilidad de la tregua y el futuro de la relación entre Israel y Hezbolá, en medio de un complejo escenario regional marcado por múltiples focos de conflicto.
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