Una publicación de The Wall Street Journal reveló esta semana que la CIA empezó a trabajar con los principales aliados de EEUU en Medio Oriente, Arabia Saudita, Turquía y Catar, para desarrollar un “Plan B” frente al posible fracaso de las conversaciones de paz en Siria.
Éste consistiría en aumentar el apoyo armamentista a los “rebeldes” que combaten al régimen de Bashar Al Assad, que en el último tiempo había sufrido una ralentización.
Citando a prominentes funcionarios de gobierno, el periódico informó que la estrategia pretende enviar sofisticados armamentos que podrían ayudar a los terroristas a “atacar aeronaves y posiciones de artillería del régimen sirio”.
El socialista ex candidato a la presidencia de EEUU en 2004, Bill Van Auken, ha afirmado que las nuevas armas podrían asistir a los jihadistas a derribar los aviones rusos que han servido para recuperar territorios ocupados por el Estado Islámico, el Frente Al Nusra y otras milicias de radicalismo islámico respaldadas por Occidente en ese país.
Se pretende que el “Plan B” entre en efecto una vez que Washington llegue a la conclusión de que el “Plan A” no ha tenido frutos. La primera estrategia consistía en asegurar la colaboración de Naciones Unidas, Rusia, Irán y elementos en el propio gobierno de Assad para alcanzar, a través de las negociaciones de Ginebra, un cambio de régimen “voluntario” en Damasco, pero nada es seguro.
“El plan diseñado por la Casa Blanca y la CIA incrementaría dramáticamente la amenaza de una confrontación militar entre EEUU y Rusia, las dos potencias nucleares más grandes del mundo”, escribe Van Auken sobre la noticia.
El interés de Obama de propiciar una confrontación de estas características habría quedado demostrado en noviembre del año pasado, tras el derribo de un SU-24 ruso a manos de Turquía, en la frontera turco-siria.
“El imperialismo estadounidense no está preparado para aceptar que la intervención militar en Siria fortalezca un régimen pro-Moscú en Damasco, con o sin Assad. La estrategia geopolítica y militar de EEUU está enfocada en prevenir que Rusia represente un desafío a los intentos de Washington por imponer la hegemonía americana en Medio Oriente, Asia Central y Europea del Este».
Con ese fin, concluye Van Auken, EEUU está preparando una escalada del conflicto sirio que podría provocar una tercera guerra mundial.