Obama: un último discurso “de lo deseable” pero no “de lo posible”

En un tono electoralista y populista, las palabras de su "Estado de la Unión" inician la campaña presidencial por el sillón del poder de la Casa Blanca


Autor: Patricio Zamorano

obama

Un discurso eminentemente electoralista, centrado mayoritariamente en el plano interno y con multitud de mensajes para contrarrestar la influencia del candidato presidencial republicano Donald Trump, ofreció el presidente Barack Obama en su último “Estado de la Unión” antes de entregar el poder en enero de 2017.

Obama centró un gran porcentaje de su discurso en políticas de “lo deseable” pero no de lo posible, anunciando programas y proyectos que no será capaz de concretar, que no son parte de la agenda del Congreso controlado por los republicanos, y que no podrá llevar adelante incluso de ganar un militante del Partido Demócrata. El discurso de Obama, en ese sentido, buscó ser una proyección de algunas de las políticas sociales de su gobierno y del éxito económico, para procurar traspasar ese capital político al próximo candidato de su partido.

Obama se centró principalmente en cuatro áreas generales: 1) brindar oportunidades igualitarias a toda la población en la nueva economía ya recuperada; 2) lograr que la tecnología “trabaje a favor” de los ciudadanos y no en contra de la población, con el reto del cambio climático como iniciativa principal; 3) mantener la seguridad de Estados Unidos y liderar al mundo sin ser la “policía planetaria”, y 4) en un mensaje directo a Trump y el lenguaje agresivo del resto de los candidatos republicanos, “hacer que la política refleje lo mejor y no lo peor” del país.

Mensajes contra Trump

Hubo otros mensajes dirigidos directamente al candidato Trump, sin mencionarlo por nombre. El millonario de derecha ha construido su campaña denunciado el debilitamiento militar de Estados Unidos, de la pérdida de la “gloria del pasado” del país, y criticando la situación general de EEUU como “desastrosa”. Frente a esto, Obama hizo énfasis en que Estados Unidos “sigue siendo el país más poderoso del planeta” basado en el tradicional “excepcionalismo” estadounidense y que la economía se ha recuperado de una manera sólida. Asimismo, pese a enfatizar la fuerza bélica del país, criticó directamente los exabruptos de Trump recordando que el poderío militar es un recurso entre muchos otros que se centran en la diplomacia y otros mecanismos no bélicos, lo que ha sido utilizado activamente por Obama en los casos de Cuba e Irán, con resultados positivos.

Asimismo, expresó que atacar a los musulmanes “no hace a este país más seguro”, en clara alusión a las graves ofensas de Trump contra ese grupo religioso. Sin embargo, renovó el impulso del contraataque militar contra el Estado Islámico, y de enfrentar de forma activa la amenaza terrorista en suelo estadounidense.

América Latina: el caso Cuba

Pese a que América Latina estuvo claramente ausente de las palabras de Obama, sí mencionó a Cuba, y llamó al Congreso directamente a eliminar el embargo contra la isla. Mencionó también la cárcel de Guantánamo, comprometiéndose nuevamente a cerrarla (promesa que no ha cumplido en 7 años de gobierno), citando que era “costosa, innecesaria y un argumento utilizado por los enemigos” de Estados Unidos… En ese sentido, no centró el cierre de Guantánamo en las graves acusaciones de violaciones a los derechos humanos y tortura contra el recinto, ni el hecho de que aún quedan decenas de detenidos sin proceso judicial alguno.

Inmigración, casi ausente

Nombró a la inmigración de manera breve, sin ninguna alusión a llenar el actual vacío legal que mantiene a más de 11 millones de indocumentados en un limbo legal, además de no tocar en sus palabras las redadas de deportaciones (más de 100 mil familias) que estaban procesando solicitudes de asilo huyendo de la violencia y la grave situación económica en sus países de origen en Centroamérica. Tampoco habló sobre el proceso de paz en Colombia, socio de Estados Unidos, entre ese gobierno y la guerrilla de las FARC, ni la situación crítica de seguridad en México, alimentada igual que en El Salvador, Guatemala y Honduras, por el consumidor más alto de drogas ilegales en el planeta: Estados Unidos.

En contexto…

El “Estado de la Unión” es un discurso que pretende decantar el año anterior de cada presidente de Estados Unidos, y anunciar las prioridades del año siguiente, fijando la estrategia general de cada administración. Enfrentando un Congreso totalmente controlado por el Partido Republicano, y en plena campaña electoral, Obama utilizó un tono populista destacando medidas “ideales” especialmente en el plano social, pero que no tienen ningún tipo de mecanismo concreto para ser implementadas.

En ese plano, expresó su deseo de que la “educación sea más barata”, elevar el salario mínimo para garantizar una vida digna, redistribuir de mejor forma los recursos del Estado, garantizar una jubilación digna para todos, y un gran etcétera que intentó fijar la agenda programática de las primarias en un terreno de política social más favorable a los candidatos demócratas, Bernie Sanders y Hillary Clinton. Todas estas medidas, urgentes y necesarias para mejorar la calidad de la extensa clase media del país, demuestran los grandes temas pendientes que lega Obama al final de su gobierno. Quedará para siempre el fantasma de no haber puesto en práctica muchas de estas medias, incluida la reforma migratoria, al principio de su gobierno cuando controlaba aún ambas cámaras del Congreso.

En efecto, el discurso de Obama ha dejado clara la confrontación de visiones que se reproducen en la lucha electoral por la presidencia: por un lado los candidatos del Partido Demócrata, centrándose en el rol regulador y social del gobierno federal, y por otro lado, los candidatos del Partido Republicano, que denuncian el debilitamiento de la fuerza moral del país idealizando la vieja “gloria” conservadora del pasado como consecuencia del crecimiento “negativo” del Estado. Un choque de proporciones imperiales…


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