Su cuerpo cubierto de polvo, los cabellos totalmente revueltos y el rostro ensangrentado. Parece totalmente desorientado. No llora, con una expresión que casi parece de resignación a la «normalidad» de la tragedia en Siria. El niño se llama Omran Daqneesh y tiene cinco años.
La foto de un niño sentado en una ambulancia tras un bombardeo en Alepo, la segunda ciudad siria, está dando la vuelta al mundo. Es un símbolo potente, otro más en el interminable registro del dolor causado por la guerra civil en el país árabe.
La imagen se hizo pública cuando el corresponsal del diario británico The Telegraph en Medio Oriente, Raf Sanchez, la publicó en su cuenta de Twitter luego de que se la enviara un médico que participó en las tareas de rescate.
Fue tomada de un video filmado y publicado poco después en Youtube por Aleppo Media Centre, un grupo de activistas contrario al gobierno.
Sin quejarse
El video muestra a Omran siendo retirado de los escombros y trasladado a una ambulancia. El niño no se queja. Sólo intenta limpiar su mano en el asiento de la ambulancia.
Omran recibió tratamiento por una herida en la cabeza y fue dado de alta del centro médico donde fue atendido, conocido simplemente como M10.
Los hospitales son referidos localmente sólo por nombres en código, un intento de los médicos locales por proteger esos centros que han sido blanco de repetidos bombardeos.
Y el mismo hospital M10 fue blanco de un ataque aéreo este mismo mes.
Miles de víctimas
Un médico local dijo al corresponsal de The Telegraph que además de Omar,otros cuatro niños, una mujer y dos hombres jóvenes resultaron heridos en el mismo ataque, que tuvo lugar en el barrio de Qaterji, un áreas bajo control de los rebeldes.
La situación humanitaria está al borde del colapso en Alepo, donde fuerzas del gobierno y de la oposición disputan una batalla encarnizada, cercando zonas controladas por sus rivales y asfixiando a la población civil.
Además de la escasez de alimentos, falta de agua y luz, en la actualidad hay sólocerca de 40 médicos para una población de 250.000 personas, según el vocero de Médicos Sin Fronteras en el norte de Siria, Carlos Francisco.
Rusia, cuya aviación apoya a las fuerzas del gobierno, se comprometió a una tregua en los bombardeos de tres horas diarias, para permitir la entrada de ayuda humanitaria.
Pero la frecuencia de los ataques aéreos de la aviación siria y rusa sobre barrios opositores no ha disminuido, según informes.
Más de 270 civiles, entre ellos más de un centenar de niños y mujeres, murieron debido a la violencia en la ciudad de Alepo y su provincia homónoma desde el 31 de julio, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.