Existe una guerra en la frontera entre Estados Unidos y México. A los controles establecidos regularmente se suma ahora el alegato de distintos grupos humanitarios:la Patrulla Fronteriza elimina los bidones de agua que la gente deja para aquellos que deciden entrar al país a pie. Frente a los calores del desierto, la falta de agua es una condena de muerte casi segura para los inmigrantes ilegales
Esta información nace del informe Interference of Human Aid Part Two (interferencia en la ayuda humanitaria) publicado por dos ONG de la zona: No More Deaths (No Más Muertes) y La Coalición de Derechos Humanos. En este se detalla como en 415 ocasiones, una media de dos veces a la semana, en una área de unos 1.300 kilómetros cuadrados en el desierto de Sonora, voluntarios de las organizaciones encontraron recipientes destrozados. Según el documento se han visto afectadas 3.586 unidades.
El informe culpa a los agentes fronterizos de atentar en contra de los inmigrantes y hostigaron a lo voluntarios de las organizaciones en la zona «A través de los análisis estadísticos, las pruebas de vídeo y la experiencia personal, nuestro equipo ha descubierto una preocupante realidad. En la mayoría de los casos, los agentes fronterizos son responsables de obstaculizar de manera generalizada los esfuerzos de los grupos humanitarios»
El documento agrega además «la práctica de destruir e interferir en la ayuda humanitaria no es un comportamiento aislado de unos cuantos agentes fronterizos. Es una práctica sistemática de las fuerzas de seguridad del Estado en la frontera».
Dependiendo de la condiciones climáticas, las personas que cruzan la frontera a pie, deberían beber entre 5 y 12 libros de agua al día.Des de la ONG No More Deaths consideran las acciones mencionadas como una violación a los derechos humanos. Estas acusaciones salen a la luz en medio de la polémica con la construcción del muro fronterizo promovido por el presidente Trump y su deseo de militarizar aun más la zona.