Un panel de jueces en Texas dejó en pie la orden de un magistrado federal de retirar la barrera de 300 metros de boyas instaladas en el Río Grande, en la frontera sur de Estados Unidos.
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En Estados Unidos se rechazó la solicitud de Texas de echar abajo la orden del magistrado David Ezra, por un panel de tres jueces del Quinto Circuito de Apelaciones, para que el estado retire el tramo de boyas instalado en julio pasado.
La demanda del Departamento de Justicia de Estados Unidos argumentó que la barrera constituye una “obstrucción a la capacidad navegable” del Río Grande (Río Bravo en México).
Por su parte, el Gobierno de Texas defendió la instalación de las boyas argumentando que se vio obligado a tomar medidas por su propia cuenta para “defenderse” de una “invasión” de migrantes, acusando a la Administración federal demócrata de no defender la frontera sur.
En la apelación, Texas dijo que el juez Ezra se equivocó en su conclusión de que las boyas representan una obstrucción a la navegabilidad del río y que abusó de sus facultades al ordenar el retiro de las boyas, argumentos con los que no estuvo de acuerdo el panel.
Texas aún tiene varias vías legales para proseguir con el caso e incluso llevar la pelea ante la Corte Suprema de Estados Unidos.
Las boyas ocasionaron que el Gobierno de México pidiera en varias ocasiones a Estados Unidos que se retirara la barrera, alegando que la mayor parte de las boyas se encontraban en territorio mexicano.
La Comisión Internacional de Límites y Aguas, una entidad binacional, corroboró esta afirmación en un informe presentado ante el tribunal de Ezra que concluye que la gran mayoría de las boyas están del lado mexicano.
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